Geograficando, vol. 14, nº 2, e042, diciembre 2018. ISSN 2346-898X
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Departamento de Geografía

Artículos

Una aproximación a la reconfiguración del espacio y consumo turístico en Coyoacán

Ana Karen Delgadillo Bermúdez

Universidad Autónoma del Estado de México, México
Oliver Gabriel Hernández Lara

Universidad Autónoma del Estado de México, México
Lilia Zizumbo Villarreal

Universidad Autónoma del Estado de México, México
Cita recomendada: Delgadillo Bermúdez, A, Hernández Lara, O. y Zizumbo Villarreal, L. (2018). Una aproximación a la reconfiguración del espacio y consumo turístico en Coyoacán. Geograficando 14 (2), e042. https://doi.org/10.24215/2346898Xe042

Resumen: Con la incorporación de la economía de libre mercado, en la realidad urbana, se desencadenaron profundas modificaciones, que orientaron hacia la producción de espacios estratégicos, para la acumulación del capital, tomando en consideración que éste se apropia de las condiciones preexistentes, que le favorecen para su reproducción. Por lo tanto, el objetivo del artículo es, analizar la reconfiguración del espacio urbano, para la comprensión de la elitización de la vida, a través del consumo turístico, en la experiencia del Centro Histórico de Coyoacán, México. En donde se da cuenta, del vínculo concreto entre el consumo turístico y la complejidad de los procesos urbanos, como consecuencias que amenazan la reproducción de los espacios de vida.

Palabras clave: Procesos urbanos, Elitización, Centro Histórico, Reproducción.

An approach to the reconfiguration of the space and the tourist consumption in Coyoacán

Abstract: With the incorporation of the free market economy, profound changes were triggered within the urban reality, which were oriented towards the production of strategic spaces for the accumulation of capital, taking into account that this capital appropriates the preexisting conditions, which are favourable for its reproduction. Therefore, the objective of this article is to analyze the reconfiguration of the urban space to help to understand the elitization of life through tourism consumption, in the experience of the Historical Center of Coyoacán, Mexico. Where it is observed the concrete link between tourist consumption and the complexity of urban processes as consequences that threaten the reproduction of life spaces.

Keywords: Urban processes, Elitization, Historical Center, Reproduction.

Introducción

En las últimas décadas, se han hecho visibles intensas modificaciones fisonómicas y sociales de las ciudades, las cuales se profundizaron a partir de 1980 con la incorporación al país, del modelo económico neoliberal, mismo que acentuó el consumo de bienes y servicios para la generación de una mayor plusvalía. De esta forma, se privilegió al mercado en las dinámicas económicas relacionadas con la inversión, la producción de bienes, la prestación de servicios, etc. (Ziccardi, 2001; Monterroso y Zizumbo, 2009).

En este sentido, la Ciudad de México, experimentó una transición de una ciudad industrializada a una ciudad de servicios, lo cual implicó cambios en la morfología urbana y social (Garza, 2006; Ramírez Kuri, 2009). Con el aumento de los servicios se incentivó la terciarización económica y se propició el descenso de la producción industrial (Asuad, 2010).

Bajo esta dinámica, Garza (2006) afirma que el periodo de 1970 hacia 1988 se observó una expansión de los servicios –principalmente constituido por unidades financieras, bancarias, de servicios especializados a la economía, el gran comercio y la hotelería para el gran turismo– controlados por el capital trasnacional (Pradilla y Márquez, 2004).

Particularmente, se destaca que los servicios financieros, aseguradoras, inmobiliarias y empresas de alquiler ampliaron su contribución al PIB de la Ciudad de México, que pasó del 9 al 14 % (Parnreiter, 2002, p. 91). Este aumento también se reflejó en el mercado laboral que pasó a representar el 38.6 % del empleo metropolitano, en el que los servicios se apuntalaban como el sector más importante, en detrimento de la industria. Específicamente se habla de una desindustrialización, que tuvo como consecuencia la reducción del empleo industrial (Hiernaux, 1999; Parnreiter, 2002).

Una de las consecuencias relacionadas con la desindustrialización fue que el incremento del sector informal en la vía pública “creció rápidamente en número de unidades y empleos precarios, inestables, de muy baja remuneración y sin prestaciones laborales ni seguridad social” (Pradilla y Márquez, 2004, p. 157). Este tipo de comercio se visualizó como complemento y alternativa para el ingreso familiar, y se considera que su explosión fue resultado del escaso empleo formal y sus bajos salarios (Duhau y Giglia, 2007). Se resalta que algunos segmentos estaban involucrados en la ilegalidad y otros en la producción de artesanías, vinculados con los movimientos culturales que buscaban promover la exposición y comercialización de los productos artesanales (Gayosso, 2012).

A su vez, es pertinente señalar que a partir de los años 80 se inició la implementación de nuevas modalidades de comercio y de servicios –cadenas de supermercados y tiendas de autoservicio en sus distintas modalidades, multicinemas, entre otros–, tanto de cadenas nacionales como internacionales. Estos negocios se establecieron en todos los sectores de la economía, e impulsaron la creación de nuevas centralidades comerciales no solo en zonas de clase alta, sino también en zonas populares (Duhau y Giglia, 2007).

A partir del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), una gran cantidad de bienes de consumo ingresaron al territorio nacional con mayor facilidad, para ser comercializados en el país, debido a que la reducción arancelaria en las importaciones permitió el acceso en masa de los productos extranjeros a los establecimientos mexicanos (Pradilla y Márquez, 2004). A esto además su sumó la propagación intensiva de tiendas de autoservicios de origen transnacional (Gayosso, 2012).

La política de desarrollo urbano gestada desde los años 70 buscaba mejorar la imagen de los centros históricos considerando su bagaje e importancia cultural. Se tomó como antecedente para su conservación la creación del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios [ICOMOS] en 1965 (ICOMOS, 2010; Gayosso, 2011). Con lo anterior, se apuntaló la elitización del espacio, lo que implicó mejoras estéticas para la atracción de capital privado dirigido a la creación de espacios de entretenimiento y compra de bienes de consumo (Gayosso, 2011).

Se habla entonces de un modelo de gestión urbana encaminado al mejoramiento de la imagen de la ciudad, el cual apuntaba a un proceso de elitización que implicó mejoras estéticas para la atracción de capital privado y foráneo, para la creación de espacios de comercialización, culturales y de entretenimiento (Gayosso, 2011). En términos legales, para la rehabilitación de los centros históricos de México, particularmente el de la Ciudad de México, en 1972 se promulgó la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticas e Históricas (Delgadillo, 2009). Así, la política y legislación urbana experimentaron importantes cambios al considerar aspectos específicos de los centros urbanos, principalmente ciudades que contaban con patrimonio de gran valor cultural y, por ende, de potencial turístico (García, 2005).

Entonces, cabe hacer hincapié en que la elitización está vinculada con la turistificación del patrimonio urbano de la ciudad, es decir, con la producción de ambientes turísticos. Esto se hizo tomando en cuenta que los criterios de la lista del patrimonio mundial establecida por la UNESCO (United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization) ha favorecido la institucionalización de acciones que han conducido a la mercantilización del patrimonio cultural (Delgadillo, 2015)

Un acercamiento a la reconfiguración del espacio

Ziccardi (2001) plantea, que las instituciones gubernamentales han impulsado las modificaciones fisonómicas y sociales derivadas de los procesos de globalización. De esta manera, Theodore, Peck y Brenner (2009) afirman que la ciudad es el espacio para la reproducción del modelo neoliberal. Toman en cuenta que su contexto se desarrolla por el fomento de políticas que integran innovaciones institucionales y proyectos políticos, y que expresan procesos tendientes a la reproducción de capital.

Son los actores privados los que estimulan la creación de escenarios en búsqueda de beneficios particulares, de tal forma que la producción del espacio en la ciudad se puede conocer a partir del análisis de tres lógicas: a) privada, orientada a la obtención de rentas urbanas; b) popular, que toma como base la necesidad de los sectores de menores ingresos que auto producen su hábitat; y c) de la vía pública, que mediante políticas y acciones contribuye también al despliegue de las anteriores (Fritzsche y Briano, 2010).

De esta manera, el Estado y el sector privado, a través del mercado inmobiliario, intervienen como precursores de la construcción del espacio (Migueltorena, 2012). Así, la producción del espacio de la Ciudad de México se deriva de dos procesos que configuran la estructura social, el primero referido a la industrialización, el cual impulsó el rápido crecimiento urbano de la capital, y el segundo respecto a la terciarización económica, proceso que propició la incorporación de actividades comerciales y servicios especializados.

Ramírez Kuri (2014) menciona, que la producción del espacio, desde el marco neoliberal reproduce la desigualdad, así como una alteración de los significados de los lugares, lo que pone de manifiesto, el surgimiento de actores que generan lazos de pertenencia, pugnas por el control, uso del espacio, luchas por el acceso a bienes públicos que expresan formas de organización diferente. Es decir, la ciudad es también entendida como un espacio social y público que representa al mundo conformado por una amplia diversidad de actores.

En este sentido, el turismo se ha convertido en una actividad económica por demás importante en el mundo. Por tanto, el consumo turístico es uno de los principales ejes de acumulación para la producción del espacio, y por ello acrecienta sus implicaciones en la utilización de los espacios públicos en la vida cotidiana de la población. Estas problemáticas requieren ser estudiadas a través de propuestas teóricas que profundicen el origen de la ciudad como expresión materializada de la reproducción capitalista y sus respectivas contradicciones.

Para explicar lo anterior, este apartado se fundamenta, en la producción del espacio de Henri Lefebvre (2013), porque contribuye al entendimiento de la dinámica espacial de Coyoacán, que ha establecido entornos estratégicos de consumo turístico para su reproducción. Con dicho sustento teórico, se entiende cómo a partir de la incorporación del modo de producción capitalista de corte neoliberal, se transforman las relaciones orgánicas hacia la naturaleza, derivando una naturaleza social; es decir, un espacio producido a partir de las relaciones de producción capitalistas que ven a la naturaleza primogénita como materia prima. Éstas relaciones capitalistas se expresan materializadas en la ciudad. Por tanto, el espacio, es un producto social, en el cual “el espacio natural fue y sigue siendo en parte, el punto común de partida, el origen y el modelo original del proceso social…considerado meramente como materia prima sobre la que operan fuerzas productivas” (Lefebvre, 2013, p. 90).

Lo antepuesto es entendido, en el amplio sentido de su concepción, no solo la producción de cosas en el espacio, sino de la producción del espacio: “el mismo es el resultado de la acción social, las prácticas, las relaciones, las experiencias sociales, pero a su vez parte de ellas. Es soporte, pero también es campo de acción” (Lefebvre, 2013, p. 15). De esta forma, el espacio es un producto que se consume, que se usa y que el mismo interviene en la producción. En este sentido, en la sociedad capitalista, la ciudad adquiere un papel protagónico: es el reflejo espacial de la naturaleza social, en donde se destaca un proceso que no ha concluido, “la urbanización de la sociedad, su expansión en periferias desmesuradas y nuevas ciudades” (Lefebvre, 2013, p. 14).

De tal forma, la expansión del modo de producción capitalista que se encuentra acompañada de su expresión material conlleva de manera simultánea la destrucción de la naturaleza, pero también de la naturaleza social, debido a que en este espacio producido, entendido como espacio abstracto, como espacio instrumental, predomina el mundo de las mercancías y las relaciones monetarias, que favorece la acumulación de capital, tal como lo apunta Lefebvre (2014):

En la ciudad, el mundo de la mercancía, abstracto en sí (porque constituye relaciones separadas del uso), encuentra la naturaleza, la simula, puede pasar por natural, hacer pasar su encarnación material por natural. Las exigencias del capital y las necesidades de la burguesía se toman a la vez por naturales y sociales (culturales, se diría hoy) formadas por la historia en el cuadro urbano, las necesidades se imponen (p. 98)

Dicho espacio da cuenta del establecimiento del neocapitalismo, es decir, un capitalismo organizado para el consumo dirigido en el que

tres niveles son los que se imbrican: a) el de la reproducción biológica (la familia); b) el de la reproducción de la fuerza de trabajo (la clase obrera como tal); y c) el de la reproducción de las relaciones sociales de producción; es decir, las relaciones constitutivas de la sociedad capitalista que cada vez más y mejor se imponen y se reclaman como tales (Lefebvre, 2013, p. 90).

Con base en lo anterior, se plantea el uso de tres categorías de análisis para el estudio de la producción del espacio, tomando como base su especificidad: 1) prácticas espaciales; 2) representaciones del espacio, y 3) espacios de representación, es decir, lo percibido, lo concebido y lo vivido. Se habla entonces de la vida cotidiana, su relación con el uso del tiempo, vinculado con la realidad urbana, el significado y las representaciones de dichas prácticas diarias, orientadas hacia un fin específico. Elestudio de la producción del espacio, también da cuenta de las contradicciones delespacio abstracto, en el entendido de que los procesos urbanos de la ciudad, son el reflejo directo, de la lógica del capitalismo, es decir, los conflictos inmanentes que se desarrollan por la producción del espacio.

Acorde a lo anterior, se menciona que la ciudad y su urbanización propicia una urbanización del campo, pero al mismo tiempo genera su ruralización, es decir, suburbios, periferias supeditadas a la propiedad del suelo, con la especulación, venta de bienes raíces, etc. Aunado a ello, la dominación cada vez mayor y más rápida de la naturaleza, con respecto a las nuevas técnicas para la producción, que permiten generar mayores ganancias, conllevan a la autodestrucción de los espacios de donde emanan las materias primas, y de la propia sociedad. Por tanto, se destruye al campo y al mismo tiempo, también a la ciudad (Lefebvre, 2014).

Se habla de una dispersión cada vez más marcada, de una segregación de las relaciones sociales y de una centralidad del poder. Asimismo, se habla del tiempo utilizado para los beneficios de la productividad y la subordinación de nuevos sectores que permitan la acumulación, como los vinculados con el ocio y el turismo. En este sentido, es que la interpretación lefebvriana permite una comprensión respecto a la realidad de Coyoacán, en términos de que la producción del espacio expresa un ambiente urbano que es inherente a los procesos de producción del espacio que se desarrollan.

Cabe mencionar, que es importante desarrollar estudios que contemplen perspectivas, que contribuyan a exponer que el establecimiento de la ciudad y su proceso de urbanización, es el resultado de las transformaciones de la relación sociedad-naturaleza, expresada en el uso y apropiación de la misma, inherente a una lógica de acumulación de capital.

Reconfiguración del espacio y turismo del Centro Histórico de la Ciudad de México

El Centro Histórico de la Ciudad de México, fue declarado en 1980 Zona de Monumentos, y para 1987 fue declarado por la UNESCO Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad. Cabe señalar, que las transformaciones del Centro Histórico se enlazaron con el sismo en 1985, propiciando el establecimiento de programas de renovación habitacional popular en dicho espacio. Asimismo, se identificó un incremento significativo del turismo cultural, lo que permite inferir que el detonante principal de la corriente turística, fue la declaratoria otorgada por el organismo internacional (García, 2005).

Aunado a lo anterior, la creación de museos relacionados con las distintas rehabilitaciones del Centro Histórico, contribuyó a la oferta turística cultural de la Ciudadde México. “Actualmente ya son seis generaciones de programas públicos que desde 1967, rescatan fundamentalmente la misma zona: el Distrito de Negocios. Con ello, elde la ciudad de México es el centro histórico mexicano más rehabilitado del país”(Delgadillo, 2009, p. 17).

En 1989, se crearon los fondos mixtos (para el impulso de la actividad turística encaminada a la promoción y comercialización), destinados a las ciudades coloniales y sus centros históricos, lo cual ha favorecido su sólida vinculación (DOF, 25 de marzo de 2011). Además, se ha llevado a cabo la implementación del programa Barrios Mágicos, para la promoción turística, en antiguos centros y barrios de la ciudad, y con ello el impulso a los visitantes (Delgadillo, 2015).

Sin embargo, la elitización ha impulsado la segregación urbana, que se especializa sobre la base de las condiciones sociales y económicas, tomando en cuenta las prácticas, las relaciones y los sentidos sociales de los residentes, quienes dan cuenta de las modalidades y la especificidad de la segregación socioespacial (Vieira et al. 2016).

Lo anterior es visible en algunas zonas de la Ciudad de México, en las cuales la inversión de capital, cambios sociodemográficos y la imagen urbana caracterizan el Proyecto Alameda, Bando 2, y Colonia Condesa. En ellos, se destaca el papel que ha desempeñado el gobierno local, vinculado a la incorporación de programas de recuperación de áreas centrales y centros históricos, aunados a la inversión para su mantenimiento y promoción, con el propósito de hacer atractivo el espacio urbano (Salinas, 2013).

No obstante, dicha turistificación de la ciudad, ha traído consecuencias a los habitantes de dichos espacios, por ejemplo, en las colonias Guerrero, Doctores y Santa María La Ribera se ha incrementado el costo del impuesto predial, lo que impacta directamente en los precios de alquiler. Espacios que han sido marginados y excluidos, en las últimas décadas, hoy se caracterizan por su modernización a través de tiendas de hípster, lofts, locales de comida gourmet, supermercados, entre otros. Es decir, colonias anteriormente consideradas populares, ahora están destinadas a formas de consumo ligado a un elevado poder adquisitivo.

Las constantes migraciones a la ciudad, han traído consigo cambios demográficos importantes, desde la década de los ochenta. Este fenómeno, propició que los barrios centrales que otorgaron resguardo a los migrantes fueran insuficientes, lo que generó nuevos asentamientos al margen del desarrollo urbano previamente establecido (Gayosso, 2012). De esta manera, las ciudades no solo se incrementan en población y demandas para satisfacer las necesidades, sino que al mismo tiempo, se intensifica su expansión física, absorbiendo o irrumpiendo en áreas rurales o de preservación ecológica, lo cual hace referencia al fenómeno de periurbanización que conlleva a los mosaicos de uso de suelo, producto de la concentración económica y demográfica (Vieyra et al, 2016).

Lo anterior, es resultado de las directrices establecidas por los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), respecto de las políticas de vivienda social y económica, las cuales gestaron una diversidad de cambios en los procesos urbanos de la Ciudad de México, que hicieron visible el aumento de la propiedad privada en infraestructura y servicios urbanos, así como agresivas políticas de control del suelo urbano, relacionado con la incorporación del ejido al mercado inmobiliario (Olivera, 2014).

Como resultado, se produjo el aislamiento de los habitantes de las periferias populares de la ciudad (Duhau y Giglia, 2004), lo cual pone de manifiesto, una estratificación social respecto a la desigualdad de oportunidades caracterizada por la desigualdad en el ingreso, ya que en la Ciudad de México, el 1 % más rico gana 122 veces más que el 10% más pobre, y casi 80 % de la población vive en zonas urbanas (Castañeda, 2017).

Por otra parte, es relevante mencionar, que se han originado diversas organizaciones y movimientos sociales, que se oponen a proyectos que profundizan la urbanización del Valle de México, por su impulso a la expansión de la mancha urbana, con numerosas consecuencias sobre tierras forestales, de cultivo, áreas de vida silvestre, entre otros, en donde se destacan las experiencias de luchas socioambientales que confrontan la desposesión y hacen frente a las afectaciones de una crisis ambiental sin precedentes (Navarro y Pineda, 2009).

Por lo tanto, se reconoceque una de las causas del colapso socioambiental tiene que ver con el crecimiento de la mancha urbana, un crecimiento salvaje, particularmente de la Ciudad de México, en donde se señala que ha extendido sus tóxicas e irracionales dinámicas, ya no únicamente en el centro metropolitano, sino también en las zonas externas, lo que propició innumerables problemas de contaminación y dio origen a graves enfermedades, así como al agotamiento irreversible de los recursos naturales (Barreda, 2009).

De acuerdo con el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), la alteración inequívoca del medio ambiente está relacionada con la producción del espacio. La precipitación y temperatura están alterando la infraestructura y el contexto ecosistémico donde se asienta la ciudad (Zambrano, 2015).

Por lo tanto, la producción del espacio capitalista, ha contribuido a incrementar los efectos de la deforestación y el hundimiento de la ciudad, en donde las inundaciones no solo tienen que ver con la acumulación de basura. En torno a ello, Zambrano (2017) argumenta que por causa del rol de las áreas verdes, para la mitigación del cambio climático y del uso de suelo, la Ciudad de México sufrirá de inundaciones y sequías. En torno a ello, es relevante indicar que el cambio de uso de suelo, de las áreas verdes son el elemento detonante del incremento de inundaciones y disminución de infiltración de agua.

Coyoacán: reconfiguración del espacio a través del consumo turístico

En ese contexto, Coyoacán es una de las 16 delegaciones que conforman la Ciudad de México, ya que al incorporarse el nuevo orden económico se conformó como una nueva centralidad urbana, resultado de la concentración de infraestructura para las actividades comerciales y servicios especializados (Ramírez, 2009; Parnreiter, 2002).

En el proceso de industrialización, que se contempla de 1940 a 1970, se resalta el papel del Estado, como principal promotor y proveedor de las condiciones de infraestructura urbana. Sin embargo, es a partir de la década de los ochenta, que se da la transformación y se pasa de una ciudad industrializada a una ciudad de servicios, en la cual una diversidad de inmuebles que estaban destinados para viviendas se adaptaron para usos comerciales y de servicios. Coyoacán no fue la excepción (Ramírez, 2009; Castro, 2011).

En Coyoacán, la sociedad está cada vez más diferenciada y desigual. Allí, se reconocen espacios segregados debido a la existencia de centralidades periféricas en la zona de los Pedregales y la zona de los Culhuacanes, las cuales han tenido que optar por procesos de gestión colectiva para el acceso de bienes y servicios públicos. Mientras tanto, en los límites de la delegación han emergido nuevas centralidades urbanas en las que se ha identificado una segregación residencial, constituida por habitantes de alto poder adquisitivo, quienes se encuentran abastecidos de bienes y servicios (Ramírez, 2007).

En el Centro Histórico de Coyoacán, se llevan a cabo actividades sociales, comerciales y de esparcimiento con una abundante tradición histórica y arquitectónica cultural. Aunado a ello, se destacan sus museos, sus mercados tanto para alimentos como de productos diversos como el bazar del artesano, sus ferias del tamal y del chocolate, su extensa cadena de restaurantes y cafeterías, que lo han conformado como un polo de atracción turística (Redacción Aristegui Noticias, 11 de enero de 2017).

La representatividad estética de los edificios del lugar, forma parte del patrimonio cultural de la nación y ha favorecido el despliegue de la actividad turística, ya que dicho lugar, es visitado cada fin de semana por alrededor de 50.000 mil personas (Gayosso; Ramírez, 2011). Por tanto, se han visto inversiones asociadas al uso habitacional y comercial, lo que ha conllevado a cambios en el uso de suelo para el manejo comercial o de servicios (Castro, 2011).

En el año 2008, comenzó la implementación del programa de recuperación de espacios públicos, bajo el nombre de Programa Integral del Rescate del Centro Histórico de Coyoacán. Desde el año 2001, se buscó implementar dicho programa, pero no fue hasta el año 2006 que emergió con mayor fuerza. Además, su despliegue en el 2008 conllevó alteraciones no solo físicas del lugar sino también sociales (Crossa, 2013).

Entre las secuelas más evidentes, de dichas afectaciones, es que aproximadamente, 500 comerciantes y artesanos del Centro Histórico de Coyoacán, establecidos en las plazas públicas, Centenario e Hidalgo, quienes a pesar manifestaciones y procesos organizativos, como estrategias de resistencia, fueron desalojados y reubicados (Gayosso, 2011; Crossa, 2013).

Actualmente, son perceptibles las acciones para mejorar el entorno turístico, ya que se han cancelado algunas ferias y romerías, pero al mismo tiempo, se han incentivado otro tipo de actividades culturales, en el marco de operaciones para rescatar la imagen del Centro de Coyoacán. En relación con el comercio ambulante, su actividad ha quedado condicionada a los permisos correspondientes.

Por otra parte, se han identificado manifestaciones en el Centro Histórico, por parte de la Asamblea General de Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de Coyoacán, debido a la escasez de agua en sus viviendas y a la defensa de su territorio. Estas demandas, se centran en que las autoridades detengan el complejo en Avenida Aztecas 215, debido al desperdicio millones de litros de agua potable que van al drenaje.

En dicho lugar, las empresas SAZMACJ, S.A. de C.V., Promociones Quiero Vivienda Mexicana S. A. y Promotora de Inversión con nombre comercial “Quiero Casa” construyen un complejo habitacional de 377 departamentos y 683 cajones de estacionamiento (Muñoz, 2016).

Lo anterior, forma parte de los movimientos sociales, emergidos a partir de la expedición de un decreto, por parte del jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera en el año 2013, por el cual, se pretendía convertir el Predio de Asfalto, ubicado en los Pedregales, en un zona de desarrollo económico y social con el nombre de Ciudad Futura, proyecto que fue cancelado en el 2016.

Ciertamente, en Coyoacán, a pesar de constituirse y posicionarse como un sitio distinguido en términos sociales, económicos, culturales y turísticos, confluyen procesos urbanos que reflejan distintas formas de segregación, desigualdad, comercio informal, y que impulsan el desarrollo de movimientos sociales, en defensa del territorio y el agua, a la vez que su centro histórico, se consolida cada día, como un espacio de consumo turístico, desde la implementación del modelo neoliberal.

Por tanto, se hacen cada vez más visibles, los procesos que dan cuenta de una fragmentación física y social. Dichos procesos, son el reflejo de fenómenos socioculturales, que hacen necesario repensar sus problemáticas, como parte de una forma de ambiente específico, en donde el consumo turístico desempeña un papel importante.

Finalmente, entender la dinámica en la producción del espacio, representa un acercamiento a la complejidad de amenazas, sobre las condiciones de existencia, no solo para el que padece sus problemáticas, sino también para reflexionar que todos los individuos en un futuro cercano serán parte de dicha lógica.

Reflexiones finales

La relevancia de comprender las razones concretas, implicadas en la reconfiguración del espacio urbano, a partir de su proceso histórico y no desde su coyuntura inmediata, contribuye a identificar la simultaneidad de problemáticas urbanas, no como las causas sino como las consecuencias o efectos propios de un devenir histórico. En este sentido, la producción del espacio, desde la óptica neoliberal ha transformado la ciudad, en un entorno para el consumo –en este caso, el consumo turístico–, el cual promueve la reproducción del circuito del capital.

Entender la forma en que se produce el espacio, a través del consumo, permitirá elaborar categorías de análisis que ayuden a comprender la compleja realidad urbana, tomando en cuenta, que los espacios excluidos por años, se han convertido en nuevas mercancías o espacios de elitización para el consumo turístico, lo cual provoca mayor desigualdad. Esta producción del espacio capitalista, genera otros nuevos espacios en las periferias, y esto reproduce a su vez los espacios de representación, por causa del rol que adquiere la ciudad como artículo de consumo.

El consumo turístico, permite la producción social del espacio, la adecua a los espacios de representación, que son símbolo de la reproducción de capital, así como de las prácticas espaciales. Por tanto, se lleva el modelo de producción social del espacio al ámbito rural a fin de reproducirlo. Esto sucede en relación a la actividad turística, en la que se replican las representaciones espaciales en los escenarios que servirán para la reproducción del modo de producción, en los que se segrega a la población, se concentra la riqueza y se modifican las relaciones de producción tras la pérdida del territorio en favor de un sector de la población.

Con base en lo anterior, se tiene una aproximación respecto al caso específico de la delegación Coyoacán, la cual es el reflejo de la configuración del espacio a partir del consumo turístico. Éste se encuentra estrechamente ligado a las problemáticas urbanas que se han suscitado y profundizado. Esta problemática, promueve el surgimiento de resistencias, resultantes a su vez de las contradicciones surgidas ante dicha forma de configurar el espacio.

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Recepción: 25 Mayo 2018

Aprobación: 22 Octubre 2018

Publicación: 28 diciembre 2018

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