Geograficando, vol. 14, nº 2, e045, diciembre 2018. ISSN 2346-898X
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Departamento de Geografía

Entrevistas

Entrevista con Carlos Eduardo Martins

Gabriel Merino
Cita recomendada: Merino, G. (2018). Entrevista con Carlos Eduardo Martins: entrevista al Dr. Claudio Eduardo Martins. Geograficando 14 (2), e045. https://doi.org/10.24215/2346898Xe045

Resumen: Carlos Eduardo Martins es doctor en Sociología por la Universidad de San Pablo (USP), profesor adjunto y jefe del departamento de Ciencia Política de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), coordinador del laboratorio de estudios sobre hegemonía y contra-hegemonía (LEHC/UFRJ), coordinador del grupo de integración y Unión Sudamericana del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) e investigador de la cátedra de la Red UNESCO/UNU de Economía Global y Desarrollo Sostenible (REGGEN).

E: entrevistador Dr. Gabriel Merino

C.E.M.: Carlos Eduardo Martins

E: Bueno Carlos, para comenzar esta entrevista, una de las cuestiones que nos interesaba abordar y profundizar y que nos parece muy importante para contribuir a lo que es un desarrollo de la Geografía Política y Económica de América Latina, pero también de los estudios mundiales, es que vemos que en tu trabajo hay una búsqueda por rearticular y a la vez actualizar la teoría marxista de la Dependencia con la teoría de Sistema Mundo o Sistema Mundial. ¿Cuáles son para vos los elementos centrales de esta articulación?

C.E.M.: Yo pienso que la Teoría marxista de la Dependencia ha traído algunos conceptos fundamentales, como la superexplotación del trabajo. La superexplotación del trabajo fue analizada inicialmente como algo específico de los países periféricos, pero con la división del trabajo impulsada por la globalización, algunos autores dentro de la Teoría de la Dependencia, inicialmente Marini, pero después varios que desarrollaron su obra, defienden que la superexplotación se está extendiendo a los países centrales. Otro concepto que la Teoría de la Dependencia ha traído es el concepto de subimperialismo para mostrar que ciertos países dependientes, en la articulación de las periferias bajo el imperialismo global, son capaces de ejercer, hasta cierto punto, un dominio o protagonismo asimétrico en un espacio regional. La teoría del subimperialismo destacaba aspectos económicos y militares y debe ser rescatada y revisada para los tiempos actuales, principalmente con el posible el giro del gobierno brasileño para la extrema derecha. También la teoría marxista de la dependencia ha traído conceptos que fueron desarrollados en otros espacios por el marxismo pero que estaban un tanto marginadas en el debate. Entre ellos se destaca lo de ciclo de Kondratiev, retomado por Theotonio dos Santos. Este concepto me parece muy importante para analizar las olas globales de la economía mundial.

También otro concepto que me parece muy central es el de Revolución Científico-Técnica, que fue inicialmente desarrollado por Radovan Richta, pero que Theotonio Dos Santos ha traído también para el análisis y que nos permite partir de un marco muy profundo para entender la crisis civilizatoria del capitalismo contemporáneo, y sus formas actuales, como la financiarización estructural, por ejemplo. La teoría de la Revolución Científico-Técnica señala que el capitalismo contemporáneo estaría bajo la contradicción civilizatoria fundamental porque se está apropiando de fuerzas productivas que no son como las industriales, las típicamente suyas, creando contradicciones muy grandes. Esto genera la necesidad de que la acumulación se haga por la vía de la generación del capital ficticio, garantizada por el Estado, imponiendo el alto nivel de desempleo, parasitismo y limitaciones a la capacidad de crecimiento que vivimos hoy, mismo en un Kondratiev expansivo, principalmente para el eje decadente de la economía mundial, constituido por Estados Unidos y los países que están bajo su influencia o liderazgo.

Estos son conceptos importantes que se articulan con otros del enfoque del Sistema Mundo. Este enfoque viene de una tradición híbrida, dialéctica, que mezcla Braudel con elementos marxistas. Por eso es importante articular una teoría que tenga una fundamentación marxista más sólida con ciertas problemáticas que el enfoque del Sistema Mundo colocó. Este enfoque ha traído la idea de tipos de organización del Sistema Mundo. Tenemos un sistema-mundo capitalista, que fue desarrollado a partir del siglo XVI y que Immanuel Wallerstein llamó Moderno Sistema Mundial. La teoría apunta que el capitalismo necesitó de algún tipo de superestructura política que es el sistema interestatal, el cual es dirigido por un Estado hegemónico. También surge en articulación con esta idea de un sistema mundial basado en una forma interestatal, la teoría de los ciclos sistémicos, que es la que apunta que estos períodos de hegemonía son cíclicos. Dan lugar a fases de expansión y prosperidad, fases de crisis, caos, que remiten a guerras de 30 años y que da lugar a nuevas hegemonías. Giovanni Arrighi fue el que más trabajó este concepto de ciclos sistémicos, e Immanuel Wallerstein quien mejor trabajó el concepto de un sistema mundial capitalista. Él mostró que la acumulación de capital solamente se torna una forma de poder dominante cuando crea un espacio-mundo euro-americano de organización estatal, con fuertes articulaciones con África y Asia. Wallerstein amplía aún la concepción de centro y periferia de la que partía la Teoría de la Dependencia. Esta última apuntaba al subimperialismo como una situación de diferenciación dentro de la periferia, pero la teoría del Sistema Mundial agrega el concepto de semiperiferia.

Yo pienso que la dependencia incluiría la periferia y la parte inferior de la semiperiferia. Hay intentos de medir lo que sería el espacio de la semiperiferia. Arrighi presentó algunos esfuerzos, con una metodología con que se podría medir la periferia y semiperiferia por el porcentaje de PBI per cápita en relación a lo que él llamaba el “núcleo orgánico del sistema”.

E: Ello aparece en el libro “La ilusión del desarrollo”…

C.E.M.: Exactamente. Yo intento hacer eso en mi libro, ordenar un poco la cosa de la siguiente forma: la periferia estaría en los países que tienen un 30% de la renta per cápita de los países centrales; se crearía una zona de transición a la semiperiferia, que va de 30 a 40%; la semiperiferia sería la región que va del 40% al 70%; una zona de transición 70% a 80%; y el núcleo orgánico sería de 80 a más de 100%, que es el caso típico, por ejemplo, del país hegemónico. Esa es una metodología que tampoco se debe tomar de manera absoluta, porque hay otros indicadores más cualitativos que deben ser articulados con esta forma más empírica y cuantitativa de evaluación. Uno de esos indicadores es el tipo de inserción en la división internacional del trabajo que un país tiene. Ahí, Arrighi y Wallerstein proponen el siguiente criterio cualitativo: la semiperiferia es la región que tiene una doble especialización, tiene sectores de tecnología de punta que son aquellos desarrollados por el centro, y sectores que son complementarios a este. Entonces en la semiperiferia hay un equilibrio, o se podría entonces decir que en la parte inferior de la semiperiferia habría más sectores complementarios que sectores de punta. En la periferia mucho más aún predominan los sectores complementarios. El caso de Argentina es ilustrativo. Durante los años 1910-1920 llegó a tener 80% de la renta per cápita de los países centrales, pero su especialización productiva era complementaria a la industria de los países centrales. Cuando se derrumban los precios de las materias-primas o productos agrícolas y Argentina no consigue transitar hacia un desarrollo industrial importante, que sufre la restricción de la oligarquía local y del imperialismo, en función de una fuerte base sindical de los trabajadores, el país pierde sus posiciones relativas en la economía mundial, representando hoy cerca de 30% del PIB per cápita de los países centrales, si tomamos las potencias tradicionales, representadas por Estados Unidos, Europa Occidental y Japón.

E: Volviendo al tema de la financiarización, el problema de la acumulación. Desde la perspectiva de Arrighi y Wallerstein también está presente que el problema de la financiarización, el problema de la acumulación, guarda relación con el problema de la pérdida de hegemonía del Estado, o la alianza de Estados dominantes en el Sistema Mundo. En tu perspectiva aparece muy fuerte que el problema de la acumulación y la financiarización está en relación a la revolución científico-técnica. Esta mirada de Arrighi y Wallerstein, de que el problema de la acumulación, o los problemas de sobreacumulación, el capital sobrante que se deriva hacia la financiarización producto de que también al no haber un Estado hegemónico no puede garantizar monopolios de acumulación. ¿Considerás que esto es una hipótesis complementaria a la tuya?

C.E.M.: Yo creo que sí, que se complementan. Yo creo que mi hipótesis en verdad puede llenar un vacío que hay en la obra de Arrighi y Wallerstein, porque ellos apuntan a la financiarización, pero no hay una explicación suficiente sobre ella. Arrighi la explica como resultado de la fase de decadencia del largo ciclo de hegemonía de Estados Unidos, el largo siglo XX, pero es más que eso. Arrighi percibe, sin embargo, que el patrón de transición en curso es distinto de los anteriores. Destaca el protagonismo de China, lo ve como un país que no es típicamente capitalista, menciona la cuestión de la “Revolución Industriosa”, de una acumulación sin desposesión, o con desposesión limitada, mostrando que allí hay otro patrón de desarrollo que es distinto a todo lo que se afirmó en el sistema mundial moderno. Todavía le falta integrar elementos de la teoría marxista para demostrar de forma más profunda que esta financiarización no se refiere solamente a un ciclo; que repite financiarizaciones anteriores. Wallerstein también menciona que hay una financiarización y la vincula a la decadencia de Estados Unidos. Está muy determinado en decir que el capitalismo se está agotando como sistema civilizatorio, sistema mundo. Y dice que si hay una certeza es que en 2050, ya no tenemos más el capitalismo como forma predominante, pero su explicación es muy limitada: la relaciona a la urbanización del mundo y al fin de la ruralización, lo que reduciría la explotación de asimetrías y ventajas locales por el capitalismo mundializado. Falta en la teoría de ellos explicar por qué esta financiarización es distinta, y por qué remite a una reorganización del sistema que en verdad puede llevar a otro sistema.

Ahí me parece fundamental traer el concepto de Revolución científico-técnica, porque este concepto afirma que la financiarización está articulada a una crisis de la producción de plusvalía, que es cada vez más difícil para el capital dominar la división del trabajo bajo situación de pleno empleo con este tipo de fuerzas productivas. La revolución científico-técnica transforma el conocimiento y la subjetividad y, con esto, el valor de la fuerza de trabajo en la principal fuerza productiva. Entonces, tiene que recurrir al desempleo creciente para no pagar al trabajador el valor de su fuerza de trabajo y para controlar políticamente el sistema impidiendo que los trabajadores puedan organizarse plenamente para enfrentar el dominio del capital sobre la sociedad, el Estado, el proceso productivo. No se trata apenas de una cuestión de mundialización de la urbanización, desruralización y reducción de asimetrías de información.

E: En este sentido, ya que estás introduciendo el tema de crisis civilizatoria y crisis capitalista, que tocan diversos autores y que vos trabajas en tu obra. ¿Qué elementos claves podrías desarrollar, además de los que ya desarrollaste, para analizar la situación mundial actual? Nosotros estamos en una situación en la que se multiplican los enfrentamientos entre las potencias, financiarización creciente, multiplicación de las guerras o escenarios bélicos directos o de las guerras híbridas. Vemos un montón de estas situaciones. ¿Cuáles son para vos los elementos claves, las herramientas claves, las ideas claves, para interpretar la situación mundial actual?

C.E.M.: Pienso que nosotros debemos articular tres tendencias de larga duración. Una es de la revolución científico-técnica, que pone al capitalismo en crisis desde los años 70. Otra es de la crisis de la hegemonía de Estados Unidos y su proyecto de financiarización del mundo. Y otro concepto que debemos incorporar es un Kondratiev expansivo que se establece a partir de 1994, y que ni Arrighi ni Wallerstein lo incorporan. Es verdad que este Kondratiev es lo que permite al capital dirigir un período largo de expansión aún de la economía mundial; y va a matizar la agresividad de la financiarización del capitalismo estadounidense de los años 80. El capitalismo estadounidense va a entrar en un escenario de concurrencia productiva muy fuerte con este Kondratiev y no se podía apoyar en una política tan fuerte de valorización del dólar como estaba, porque sus déficits comerciales se expandirían muy fuertemente, y también la deuda pública necesaria para atraer capitales extranjeros. Entonces, se creó por cuenta de eso una centro izquierda que no rompió con la financiarización, pero que sí la matizó, para intentar impulsar la competitividad del atlantismo dentro de esa economía mundial expansiva, donde China pasó a tener un papel muy fuerte.

Con el agotamiento de ese Kondratiev, ciertas fuerzas políticas que lo compusieron están en proceso de colapso o desaparición. Una fuerza es el liberalismo político que impulsó la globalización neoliberal. Este liberalismo político en el mundo se está agotando y eso da lugar a una recomposición de las fuerzas; surge una extrema derecha en condiciones de competir y de suceder a este centrismo de derecha o de izquierda en el comando del sistema. Y es muy importante que la izquierda entienda eso, que ese liberalismo se está acabando y que ella no puede intentar sostenerlo, porque en este caso se van a generar los planteos y acusaciones de que la crisis la involucra también. Entonces, yo pienso que la izquierda tiene que buscar una forma más radical de actuación. Yo pienso que el agotamiento de ese liberalismo global apunta que el mundo va nuevamente hacia un escenario donde el nacionalismo y los procesos regionales van a ganar mucha fuerza. El agotamiento de la globalización neoliberal es también el agotamiento de la expansión económica vía crecimiento del mercado internacional y de los flujos de capital extranjero. Los factores nacionales y regionales serán cada vez más importantes. Para nosotros en América Latina es muy fundamental retirar las trabas que el neoliberalismo impuso para la inversión estatal. Si nosotros no retiramos la inversión estatal de la apropiación que el neoliberalismo hace sobre el Estado y que impide la inversión en la economía real, nosotros no vamos a tener una respuesta para esta crisis.

Entonces yo veo que nosotros caminamos en dirección al caos sistémico. El caos sistémico se establece cuando cuatro componentes por lo menos se dan: un componente es la crisis del mercado internacional, como factor de expansión del capitalismo, y ahora tenemos un proteccionismo impulsado desde el país hegemónico; otro factor es la crisis política del liberalismo, en cuanto fuerza política; el tercer elemento son las guerras mundiales, cuando hoy la competición militar mundial se incrementa muy fuertemente. Se puede ver que aunque los gastos militares se mantienen relativamente congelados en la segunda década del siglo XXI, lo que hay en verdad es un doble movimiento: inicialmente un recorte del presupuesto militar, en Estados Unidos, por causa de la recesión, que se estabilizó y se volvió a incrementar; y un fuerte incremento del presupuesto militar de China que, si se mantienen las tendencias de los primeros 15 años del siglo XXI, en 20 o 30 años, podrá equiparar el gasto militar de Estados Unidos. Finalmente, hay un cuarto elemento del caos sistémico que es muy importante, que es el colapso del patrón monetario. Hoy el patrón monetario que es el dólar flotante, se está manteniendo porque China compra los títulos de la deuda de Estados Unidos y sostiene los déficits comerciales estadounidenses. Pero si este Kondratiev expansivo realmente se agota en los próximos años, y el crecimiento económico de China continúa cayendo significativamente, los conflictos sociales y políticos en China se van a incrementar muchísimo, porque al articularse a la globalización neoliberal ella incrementó mucho su nivel de desigualdad, aunque se haya reducido fuertemente la pobreza interna con sus altas tasas de crecimiento económico. Si el crecimiento económico de China sigue la trayectoria de descenso de los últimos años, no va a poder seguir jugando ese doble papel: sostener el dólar como moneda mundial, dedicando parte de sus excedentes a la compra de títulos de deuda de Estados Unidos, y sostener su expansión interna. Para retomar su crecimiento, China va a tener que utilizar lo que dedica a la compra de títulos de la deuda a su mercado interno. En cierta manera fue lo que ocurrió en 2008, cuando China fue afectada por la recesión de Estados Unidos, donde disminuyó mucho sus exportaciones. China tuvo un crecimiento de 1994 al 2008 muy impulsado por las exportaciones. A partir de ese año se empezó a dedicar a su mercado interno y a un proyecto del Sur Global, donde los BRICS son un eje intermediario. Entonces, yo pienso que la economía mundial hoy tiende a profundizar los elementos de la crisis del 2008: Estados Unidos está nuevamente creciendo, incrementando su déficit, su deuda pública. Trump restablece elementos de la “reaganomics” y con eso se profundizan los desequilibrios financieros mundiales, en cuanto a que el crecimiento de China bajó de los 10% a los 6%. Es muy posible que una nueva crisis lleve a una situación muy próxima a lo que fue la de 1929, cuando Estados Unidos dejó de apoyar la libra para resolver su recesión interna e impulsó un programa de gastos sociales. Yo creo que algo similar puede volver a ocurrir: China puede abandonar la compra de títulos de la deuda de Estados Unidos e impulsar un programa de gastos públicos y sociales muy fuerte para enfrentar la desigualdad y la disminución del crecimiento económico, llevando al colapso del patrón monetario dominante.

E: En este sentido, también América Latina como parte de este sistema mundo, está en un ciclo de profundas transformaciones o fenómenos emergentes como el de Bolsonaro en Brasil, que llaman poderosamente la atención, con fluctuaciones profundas, polarizaciones crecientes. Tuvimos un ciclo llamado “progresista” o “de giro a la izquierda” o “de giro nacional popular” durante algunos años, en algunos países, no en todos, que llevaron adelante mayores distribuciones de rentas, se recuperaron activos estratégicos a través de nacionalizaciones, etc. Pareciera que ese ciclo entró en una fase de reflujo y estancamiento, y se dan estos fenómenos de giro a la derecha con formas fascistas en el caso de Brasil o neoliberales más clásicas como en Argentina –aunque también aquí empiezan a entrar en crisis ciertos elementos del Estado de Derecho, particularmente en algunos aspectos en materia judicial–. En este sentido, sería bueno ver una muy breve evaluación de ese ciclo, de su reflujo, y si ves una posibilidad como indica García Linera de una “segunda ola” más profunda de transformación, o si tu mirada es más bien prudente al respecto y negativa.

C.E.M.: Pienso que sí, que este ciclo progresista se agotó, porque este ciclo se basó, aún en los casos más radicales, en un cierto centrismo político. No se llevó el enfrentamiento a sus términos más radicales. Pienso por ejemplo en Venezuela, que no nacionalizó su sector financiero, y que con eso abrió un espacio para una fuga de capitales del país muy grande durante el período del boom petrolero.

E: ¿Considerás que eso fue un problema de correlación de fuerzas, que las clases subalternas no venían con demasiada organización después de las derrotas neoliberales, o fue un problema de falta de lucidez o un problema de la conducción político estratégica de los procesos?

C.E.M.: Es difícil decir. Yo creo que hay un poco de cada cosa, porque solamente se podría decir que hay un problema de fuerzas si la cuestión fuese puesta por el gobierno. El gobierno de Venezuela me parece que cometió algunos errores, por ejemplo, uno de ellos fue fijar un nivel de las reservas monetarias muy bajas. No se previno el agotamiento del período del boom de los commodities, lo que Bolivia no hizo. Bolivia colocó un nivel de reserva mucho más alto.

E: Más alto que el PIB incluso.

C.E.M.: Exactamente, más alto en relación a su PIB. Entonces, me parece que faltó avanzar… Claro, Chávez, un tipo de extraordinaria lucidez, pienso que vislumbró muchas cosas pero no se puede vislumbrar todo. Lo que me parece de esa experiencia histórica es que faltó avanzar en la centralización estatal del comercio exterior y en la nacionalización del sector financiero. El sector financiero ganó mucha plata en Venezuela y se expandió muy fuertemente. En Brasil, nosotros tuvimos en los gobiernos Partido de los Trabajadores (PT) la mantención de muchos elementos de la arquitectura macroeconómica neoliberal, lo que llevó a que los gobiernos petistas no enfrentasen al capital financiero, que continuó imponiendo tasas de interés reales por arriba de las tasas de crecimiento económico. La tasa de interés estatal, la Selic que la ponía el gobierno, estaba por arriba de la tasa de crecimiento real. Entonces todo eso hizo que los gobiernos petistas hicieran una distribución de la renta en favor del 50% más pobre, pero también en favor del 1% y de los 10% más ricos, sacrificando un segmento importante de los trabajadores brasileños que son estos que están principalmente entre el quinto decil y el octavo decil de la pirámide jerárquica de la economía brasileña. Ese sector terminó siendo capturado por la derecha para una ofensiva contra la izquierda a partir del momento en que el ciclo de crecimiento articulado al boom de los commodities se empezó a agotar.

Esa ofensiva de la izquierda hizo muchas concesiones. Estas concesiones me parece que fueron hechas porque el boom de los commodities permitía que se distribuyesen ganancias para todos. Entonces se podría aceptar una cierta convivencia en nombre de que no se profundizara el conflicto. Eso también limitó la confrontación con las formas tradicionales de gestión del Estado. Pero no profundizar el conflicto en una coyuntura favorable significaba que ese conflicto iba a aparecer en otro momento cuando la situación fuese desfavorable. Eso que en cierta medida está ocurriendo en América Latina.

América Latina tampoco cumplió, por ejemplo, gran parte de sus proyectos de integración regional soberana. Los neoliberales fueron mucho más profundos en el cumplimiento de su agenda que esta ola de izquierda o centro izquierda. Entonces, lo que veo en este momento es que hay un agotamiento de ese ciclo, pero no es un agotamiento definitivo. Yo creo que la izquierda va a volver a proponerse como una fuerza hegemónica en América Latina porque este capitalismo mundial globalizado y dependiente cada vez tiene menos cosas para ofrecer para América Latina. Lo que se verifica es que los capitales extranjeros cada vez sacan más de América Latina que lo que introducen en términos de volumen de capital. Y eso se profundiza en este momento de agotamiento de ese Kondratiev. Hay una crisis de acumulación del capital de la dependencia en la globalización neoliberal que es muy profunda. Y eso también está llevando a que la derecha de la región se vaya aproximando a formas fascistas, como el caso de Brasil, o que vaya realizando golpes de Estado con cierta naturalidad como ocurrió en Paraguay y Honduras, o que busque tratar el conflicto en Venezuela bajo una propuesta no democrática.

Entonces, yo pienso que América Latina es una región donde el caos sistémico se está profundizando de manera muy fuerte y nosotros tenemos que relanzar una propuesta de izquierda que retome la problemática del socialismo de forma inclusiva, democrática, incorporando las demandas decoloniales de poder, e incorporando también una concepción de Estado democrática, integracionista, articulada a un nuevo eje mundial de poder.

E: Y por último, has escrito un artículo muy profundo al respecto ¿cuáles son algunas claves fundamentales para entender el fenómeno Bolsonaro en Brasil y lo que puede significar en este tablero mundial y regional?

C.E.M: El fenómeno Bolsonaro revela que la derecha brasileña no soportó un programa reformista moderado que permitió una cierta rearticulación de la clase trabajadora en Brasil. Y sobre todo, el gran capital en Brasil no puede convivir con una situación de pleno empleo o próxima al pleno empleo. Pretendían imponer los niveles tradicionales de superexplotación de donde siempre basó su acumulación del capital. Entonces, lo que me parece es que en Brasil hay un golpe de estado; un golpe de estado contra el mejoramiento del nivel de vida de la población, y un golpe de estado contra una economía de pleno empleo que permitía que la población se organizara. Por eso, la derecha brasileña establece como eje clave de su política económica una larga recesión, a través de un proyecto de ley que congela los gastos públicos primarios por 20 años. El objetivo es exactamente desorganizar la clase trabajadora al transformar el desempleo estructural en ley. El problema es que esa derecha que da el golpe de estado y que pretendía imponer a través de eso una dictadura sin fin del gran capital internacional, es la derecha que mantiene aún ciertos aspectos del liberalismo político en Brasil. Pero ella no tiene un candidato competitivo. La única alternativa que surgió para enfrentar la recomposición de las fuerzas de izquierda que fueron derrotadas por el golpe fue un populismo de extrema derecha que moviliza a la gente bajo una campaña irracionalista, de odio, donde el tema de la violencia es el tema central, junto al tema de la corrupción y del anticomunismo, donde se dice que para eliminar la corrupción hay que disminuir el Estado y expurgar la izquierda porque ella habría producido en Brasil una corrupción sistémica, articulada a sus proyectos de poder nacionales e internacionales. Además, Bolsonaro penetró en las masas que el Partido de los Trabajadores contempló limitadamente en sus programas de gobierno que son estas, las que van del quinto decil hasta el octavo decil. Bolsonaro incorporó esta gente que no fue contemplada de forma satisfactoria por la expansión de los servicios públicos, bajo un discurso que atribuye la recesión y la crisis a una conducción corrupta del PT en el gobierno. Y está ganando ventaja. El problema es que Bolsonaro no tiene nada que ofrecer para esta gente en el futuro. Pero él trae a los neoliberales radicales y a los militares nuevamente al poder, militares que preservan una cultura muy crítica a la redemocratización y que reivindican la posibilidad de que las fuerzas armadas puedan jugar un papel independiente de la Constitución en un período que juzguen ser de caos, lo que coloca a Brasil próximo a la posibilidad de una dictadura cívico militar nuevamente.

El fenómeno Bolsonaro no es un fenómeno interno de Brasil, es también una reacción contra el ascenso de la izquierda en la región, desde 1999, y su presencia en la región a través de Venezuela, Bolivia y Cuba, sobre todo, y abre la posibilidad de que se pueda tener un conflicto violento entre un subimperialismo brasileño y esta izquierda que, aunque debilitada, permanece con posiciones en sus países de origen.

Bolsonaro es un tipo que pone en escena fuerzas que amenazan llevar realmente a América del Sur a una situación de caos sistémico muy profundo, convirtiéndola en un nuevo Oriente Medio en el mundo y Brasil el Israel de ese Oriente Medio. La cosa se complica más porque ciertamente Brasil está bajo fuerte alineamiento con el imperialismo norteamericano, bajo el liderazgo de Trump, que podrá tener una presencia militar mucho mayor de lo que ya tiene en América del Sur con la ocupación del Amazonas, etc. Hay que ver frente a un escenario así lo que harían China y Rusia que tienen intereses crecientes en la región. Sobre todo porque Venezuela es uno de los países con más reservas de hidrocarburos en el mundo; y la Amazonia es una región rica en reservas de hidrocarburos, minerales estratégicos y biodiversidad. Entonces se complica mucho el escenario geopolítico de América del Sur en caso de una victoria de Bolsonaro.

E: muchísimas gracias.

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