Geograficando, vol. 16, nº 1, e068, mayo - octubre 2020. ISSN 2346-898X
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Departamento de Geografía

Artículos

Nuevas ruralidades mocovíes: conflictos en la comunidad Com-Caia de Campo San José (Recreo, Santa Fe) en el período 2008-2018

Lucas Cardozo

Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales del Litoral (IHuCSo, CONICET-UNL) Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad Nacional del Litoral, Argentina

Marina Benzi

Museo Etnográfico y Colonial “Juan de Garay”- Santa Fe Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas – Universidad Nacional del Litoral, Argentina
Cita recomendada: Cardozo, L. y Benzi, M. (2020). Nuevas ruralidades mocovíes: conflictos en la comunidad Com-Caia de Campo San José (Recreo, Santa Fe) en el período 2008-2018. Geograficando, 16(1), e068. https://doi.org/10.24215/2346898Xe068

Resumen: El propósito del artículo es identificar aquellos conflictos, considerando las dinámicas espaciales y temporales, que atraviesan y configuran las territorialidades mocovíes en Recreo, provincia de Santa Fe (Argentina). Los campos para reflexionar sobre estas dinámicas comprenden un abanico de problemáticas que se encuentran vinculadas al uso de la tierra (productivas y reproductivas) y la intervención estatal en el período 2008-2018. A partir de un análisis teórico-metodológico interdisciplinario desde la antropología y la geografía, enmarcado en un campo de discusión de las Nuevas Ruralidades, analizamos los conflictos en la comunidad indígena mocoví intentado superar los abordajes tradicionales sobre las comunidades indígenas.

Palabras clave: Nuevas ruralidades, Mocoví, Recreo, Santa Fe.

New mocovi ruralities. Conflicts in the Com Caia community of Campo San José (Recreo, Santa Fe) in the 2008-2018 period

Abstract: The aim of the article is to identify conflicts that affect and configure Mocovi territorialities in Recreo, Santa Fe Province, Argentina, considering space and time dynamics. These dynamics can be pondered on a range of issues linked to productive and reproductive land use and State intervention in the 2008-2018 period. From an Anthropology and Geography interdisciplinary theoretical-methodological analysis within a New Ruralities discussion perspective, conflicts in the Mocovi indigenous community are analyzed, aiming to transcend traditional approaches to indigenous communities.

Keywords: New Ruralities, Mocovi, Recreo, Santa Fe.

Introducción

En el presente artículo analizamos el caso de la comunidad mocoví Com-Caia en Campo San José, de la localidad de Recreo de la provincia de Santa Fe (Argentina). El trabajo es abordado desde dos disciplinas con trayectorias diferentes que en la actualidad encuentran un espacio de integración y complementariedad: la geografía y la antropología.1

El propósito del artículo es identificar aquellos conflictos, considerando las dinámicas espaciales y temporales que atraviesan y configuran las territorialidades mocovíes. Los campos para reflexionar sobre estas disputas comprenden un abanico de problemáticas que se encuentran vinculadas al uso de la tierra (productivas y reproductivas), las consecuencias que se dan en las prácticas alimentarias y la intervención estatal.

Para ello, el trabajo se estructura de la siguiente manera. En la primera parte presentamos una discusión que se encuentra latente en la academia a partir de las Nuevas Ruralidades, que comprende los aconteceres y cambios de la producción espacial con clivaje en lo rural que engloba a nuestro caso de estudio. En la segunda parte, se expone la metodología de nuestro trabajo y reflexionamos sobre el trabajo de campo. La tercera parte presenta la territorialidad mocoví en Santa Fe a partir de la adjudicación de las tierras por parte del Gobierno provincial; a partir de nuestras investigaciones identificamos tres conflictos asociados y concatenados a esta situación: usufructo de la tierra, cuestión alimentaria y ordenamiento territorial. Por último, las consideraciones finales sobre el trabajo que nos invitan a seguir reflexionando sobre las Nuevas Ruralidades asociadas a la cuestión indígena a escala subnacional.

Actualmente, son escasos los trabajos sobre las problemáticas de los moqoit en términos territoriales, por lo cual este artículo constituye un aporte para reflexionar sobre las geografías indígenas santafesinas.

Las Nuevas Ruralidades como expresión de las transformaciones de los territorios campesinos

En el marco de la Geografía Rural se lleva a cabo una reflexión sobre la temática de las Nuevas Ruralidades (NR), expresión que conjuga las actuales funcionalidades de los territorios rurales. Dentro de este marco, se produjo la visibilización de ciertos actores, campesinos e indígenas, que en algunos estudios permanecieron a la sombra de procesos territoriales mayores, específicamente las transformaciones producidas por el agronegocio (Castro, 2018).

Este campo de conocimiento se nutre del desarrollo de los estudios agrarios como de la antropología, sociología y geografía rurales. A continuación, veremos algunas discusiones que se presentan sobre las Nuevas Ruralidades desde dichos campos de enunciación.

De acuerdo con Gómez Pellón (2015), el concepto es polisémico y ambiguo, y ha sido preferentemente empleado con referencia a los cambios experimentados por el medio rural latinoamericano a partir de los años 80, cuando comenzaron a hacerse más intensos los efectos de la globalización y de las políticas neoliberales. En este sentido, el trabajo de Teubal (2001) “Globalización y nueva ruralidad en América Latina”, se centra en la reconfiguración del agro en el proceso de globalización en la nueva etapa capitalista, en la que las empresas transnacionales, a partir de su poder financiero y su creciente organización vertical, se consolidan en el mercado mundial. Las consecuencias de dicho proceso despliegan una nueva ruralidad de la cuestión agraria latinoamericana vinculada a la exclusión generada por el sistema agroalimentario mundial. En palabras del autor:

(…) muchos de los fenómenos que se agudizaron en estas décadas reflejan la intensificación del dominio del capital sobre el agro en el marco de un progreso capitalista crecientemente globalizado: la difusión creciente del trabajo asalariado; la precarización del empleo rural; la multiocupación; la expulsión de medianos y pequeños productores del sector; las continuas migraciones campo-ciudad a través de las fronteras; la creciente orientación de la producción agropecuaria hacia los mercados; la articulación de los productores agrarios a complejos agroindustriales en los que predominan las decisiones de núcleos de poder vinculados a grandes empresas transnacionales o transnacionalizadas; la conformación de algunos países de los denominados pool de siembra, etc.(Teubal, 2001, pp.46-47).

En la cita precedente, el autor plantea las diferentes reconfiguraciones del espacio rural y, por lo tanto, las transformaciones territoriales en relación con procesos económicos que tienen un correlato en los procesos sociales que impactan sobre el mediano y pequeño productor que se encuentra desplazado de la lógica del capital.

El trabajo de la argentina Norma Giarraca (2004) destaca el rol de las Nuevas Ruralidades en el marco de las viejas luchas campesinas que se renuevan y agudizan en el contexto neoliberal de la Argentina, si bien se centra en la década de los 90, cuando existe un levantamiento por parte del campesinado e indígenas latinoamericanos. Estas nuevas emergencias, rápidamente transformadas en movimientos sociales con un amplio reconocimiento de la sociedad y de la academia, disputan los espacios al capital financiero que impacta sobre la forma de producir territorios rurales, y dan lugar a la lucha organizada de los campesinos e indígenas a partir de manifestaciones concretas, como los casos que la autora señala: el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en México, la movilización en Ecuador en 1994 y el Movimiento Sin Tierra en Brasil, por mencionar algunos.

Cristóbal Kay (2008) presenta una detallada contextualización de los estudios rurales en América Latina y plantea la necesidad de conceptualizar la nueva ruralidad en el período de globalización. Esta nueva ruralidad se interpreta bajo una variedad de caminos, de los que destaca tres. El primero se encuentra vinculado a los procesos neoliberales que transformaron al campo y a sus campesinos; es decir, al modo de producción y a las consecuencias de los cambios incorporados en el mercado del agro. En este sentido, cobra visibilidad la cuestión de la pluriactividad y la incorporación de actividades no agropecuarias de los integrantes de los sujetos rurales. En el segundo, la nueva ruralidad es interpretada desde las políticas del desarrollo rural que se dirigen a la reducción de la pobreza, sustentabilidad ambiental, igualdad de género, revalorización del campo y la cultura de la gente, entre otras. Estas políticas tienden a ejecutar diferentes proyectos e intervenciones sin alterar la estructura existente en términos políticos, económicos y sociales. Por último, en tercer lugar, la visión de la comunitarización, la idea de una sociedad rural postcapitalista en sus relaciones y en su capacidad de superación del capitalismo.

Desde la antropología también se han presentado debates. Ratier (2013) ha relevado las discusiones que se presentaron en Europa y en América Latina. Si bien el autor coincide con que el término es polisémico, las NR designa dos procesos bien diferenciados. Uno de ellos es la consecuencia luego del proceso neoliberal -similar a lo que plantea Kay (2008)- y el otro es el agro solidario, en el cual se contrapone la política globalizadora a las nuevas lógicas alternativas del campesinado en la producción, distribución y consumo.

Desde una perspectiva geográfica, el trabajo de Castro y Zusman (2016), “Debates y derivas sobre la ruralidad contemporánea. Reflexiones sobre el campo pampeano”, presenta un detallado análisis de los principales aportes de los estudios rurales actuales desde una mirada interdisciplinar, haciendo especial énfasis en las espacialidades materiales y simbólicas que se producen a partir de los impactos de las políticas a diferentes escalas. Siguiendo el trabajo de las autoras, los estudios se sistematizan en: (i) la reestructuración agraria y la expansión del agronegocio; (ii) las disputas en torno a tierras, ambientes y territorios; (iii) las acciones en defensa de la agricultura familiar y la soberanía alimentaria; (iv) la valorización recreativa-turística de los espacios rurales.

Continuando con el análisis, las autoras señalan que las Nuevas Ruralidades “involucran una variedad de sentidos, con perspectivas teóricas e implicancias políticas distintas que deben ser explicitadas y analizadas” (2016, p. 46). A partir de dicha afirmación, Castro y Zusman identifican cuatro variantes que conviven en el campo pampeano argentino:

  • Designación de los efectos negativos del proceso de globalización neoliberal y reestructuración del agro y sus consecuencias (precarización laboral, desplazamientos y problemas ambientales).

  • Presencia creciente de las actividades no agrarias y valorización del territorio rural, especialmente residenciales y turístico recreativas.

  • Visión normativa, establecida por la política de desarrollo rural y la implementación de programas de diferentes escalas y presencia de organismos internacionales.

  • Las nuevas ruralidades solidarias con eje en las acciones colectivas, vinculadas a la agricultura familiar y/o proyectos de transición agroecológicas, soberanía alimentaria o búsquedas de autonomías.

Cabe destacar, como lo expresan las autoras, que dichos estudios se encuentran atravesados por las territorializaciones campesinas e indígenas y las conflictividades que se expresan -a partir de las variantes antes mencionadas- por el uso del territorio.

Como mencionamos al comienzo del apartado, las Nuevas Ruralidades, siguiendo a Castro (2018), despliegan el debate y una agenda actualizada de nuevas temáticas de los sujetos que atraviesan, transforman y disputan los espacios rurales en América Latina en general y en la Argentina en particular.

Consideraciones metodológicas

En el diseño metodológico se implicaron herramientas de investigación de corte cualitativo propias del método etnográfico (entrevistas, observación directa y participante), y relevamiento de fuentes secundarias.

El trabajo de campo y el análisis se encuentran atravesados por el ejercicio de la reflexividad, y de esta manera, nos acercamos también a la noción de perspectiva del actor. Consideramos esta última como el marco de referencia –no siempre verbalizable- desde el cual brinda significado a sus prácticas y nociones (Guber, 1991). Tomamos de Guber (1991) dos señalamientos: en primer lugar, que la perspectiva del actor no es un marco unívoco igualmente compartido por todos, sino que existen divergencias, y que pese a ellas es posible aproximarse al universo de lo social y culturalmente posible para los actores; y en segundo lugar, que aun cuando la perspectiva del actor tiene existencia empírica, su formulación por el investigador está mediada por la teoría.

La reflexividad como ejercicio se orienta a favorecer un análisis del proceso de investigación que ponga en evidencia su no linealidad, así como la inevitable presencia de los conocimientos personales y tácitos y el carácter recursivo que, aunque en distintos grados, siempre se da en la relación diseño/práctica de la investigación (Piovani, 2018). Para Guber (2014), “reflexividad” fue el término con el cual fue envasada esta masa informativa, para designar genéricamente la capacidad de “reflexionar”, “objetivar” o “concebir” el propio lugar en el campo y la incidencia de las condiciones socioculturales del/a investigador/a en el texto final, dando cuenta más acabada y problemáticamente de un proceso de conocimiento que se redefinía como intersubjetivo entre investigador/a y sujetos de estudio. De acuerdo con Piovani (2018), nuestra postura se basa en recuperar para la metodología su sentido etimológico, situándola, además, en una permanente tensión dialéctica entre los polos de un continuum representado, por un lado, por los postulados epistemológicos que hacen posible el conocimiento social, y por el otro, por las técnicas de investigación.

Sobre el trabajo de campo, Zusman (2011) señala que, en la actualidad, en la geografía conviven diferentes tradiciones, lo que, sumado a las vinculaciones con otras disciplinas, enriquece el quehacer geográfico. La geógrafa destaca cuatro tradiciones de trabajo de campo en la disciplina: (i) la exploración y el trabajo de campo; (ii) el trabajo de campo define un método propio para la Geografía; (iii) el trabajo de campo y el compromiso social, y (iv) el método etnográfico y políticas de trabajo de campo. En la última perspectiva presenta el carácter político y social del investigador, que redefine la posición teórica y epistemológica con el objeto empírico y establece una negociación entre actores que intervienen en la problemática en estudio y en la práctica académica. Además, desde esta línea se plantea la relación con el método etnográfico que vincula la geografía y la antropología.

Es de nuestro interés proponer un intento de reflexión interdisciplinaria a la problemática de la territorialidad indígena. Como indica Haesbaert, “mientras el geógrafo tiende a poner énfasis en la materialidad del territorio, en sus dimensiones múltiples, (…) la antropología destaca su dimensión simbólica, principalmente en el estudio de las sociedades llamadas tradicionales” (2011, p. 33).

Territorialidades mocovíes

Los mocovíes habitan la zona sur de la región chaqueña en la Argentina, junto con otros indígenas del grupo lingüístico guaycurú (Wright, 2005; Censabella, 2000). Hacia fines de la década del 60, tiene lugar un éxodo migratorio de mocovíes del norte de las provincias de Santa Fe y del Chaco, producto de la mecanización agraria y la reconfiguración de los mercados de trabajo en los cuales eran contratados como mano de obra (algodonero, maicero, sobre todo). Los diferentes destinos migratorios fueron la provincia de Buenos Aires (Engelman et al., 2016) y la zona centro-sur de la provincia de Santa Fe (Citro, 2006).

El aumento de la migración indígena hacia las ciudades es parte de un movimiento demográfico general cuyas causas más cercanas son las transformaciones socioeconómicas que trajo la expansión de la agroindustria, que destruyó las formas de ganarse la vida en el campo para los pequeños campesinos y asalariados rurales, entre los que se encuentra la mayoría de las familias indígenas (Trinchero, 2010). La imposibilidad de continuar con aquellas prácticas ancestrales, la ausencia de oportunidades de cazar, recolectar, pescar, implican cambios sustanciales en sus formas de vida.

En la región centro de la provincia de Santa Fe se ubicaron en las localidades de Recreo y Montevera para trabajar principalmente en la horticultura. Actualmente, la comunidad Com-Caia se encuentra asentada en Recreo; los habitantes de la comunidad provienen del norte provincial: Colonia Dolores, San Javier, Romang, San Roque, Margarita y Calchaquí (Citro, 2006).

Los mocovíes entre la ciudad y el campo en Recreo

Los mocovíes viven en Recreo, en un lugar denominado Barrio Mocoví, que comenzó a edificarse a inicios de la década del 70. Por aquellos tiempos, se encontraba cercano a las zonas de quintas, lugar de trabajo donde se empleaban los mocovíes como peones rurales. Los terrenos que les destinaron a las familias de la comunidad mocoví fueron, en una primera instancia, “generosos” (10 x 20 metros). Pero transcurrido el tiempo, las familias fueron creciendo y también la migración aumentando, lo que llevó a un hacinamiento de personas en los núcleos familiares (Benzi, 2017). En las últimas décadas, con el aumento demográfico y el crecimiento de las ciudades (en este caso de Recreo), el paisaje se fue transformando en un barrio con características hibridas, en el que conviven lo urbano (viviendas, terrenos baldíos) y lo rural (específicamente, en los campos lindantes se puede observar el cultivo de soja).

Actualmente, la comunidad se compone de trescientas familias y está en crecimiento (Martínez y Villarreal, 2016). Allí conviven con otros vecinos que no se consideran indígenas. El barrio cuenta con un centro de salud, un centro comunitario, una escuela primaria de Educación Intercultural Bilingüe con comedor y una escuela secundaria común.

En el año 2008, luego de reclamos de la comunidad, se adjudicaron tierras -367 hectáreas- en el marco de Ley Provincial 12086 / 2002, ubicadas en Campo San José, Ruta Nacional 11, km 491. Así reflejaba el diario local las palabras del gobernador de la provincia, Hermes Binner:

“con carácter de reparación histórica (…) como pueblos originarios y preexistentes a la Nación de manera gratuita y libre de ocupantes en forma comunitaria o individual, según el interés de cada grupo o comunidad (…) de acuerdo a la ley se propenderá a que estas tierras estén ubicadas en el lugar donde habita la comunidad o zona más próxima, siempre con el consentimiento libre y expreso de la comunidad (…) nos interesa ayudarlos e impulsarlos a formar cooperativas y distintas modalidades de trabajo que permitan incorporar no solamente la tierra sino, además, la producción que genera el bienestar para los niños, jóvenes y adultos" (El Litoral, 2008).

Sin embargo, esta adjudicación no estuvo libre de conflictos, suscitados desde el inicio por su ocupación efectiva y, luego, con la intervención estatal mediante las políticas públicas provinciales. A partir de la adjudicación, la comunidad Com-Caia se encuentra emplazada en dos nucleamientos, distanciados uno del otro a unos 11 km en la localidad de Recreo.

A partir de nuestro trabajo de campo en la comunidad mocoví en Campo San José, identificamos tres conflictos (no son los únicos) que nos interesa comentar a fines de repensar las posiciones de la comunidad, el Estado y las organizaciones sociales que intervienen luego de la adjudicación de las tierras, en términos de reparación histórica. El primer conflicto se encuentra vinculado al usufructo de la tierra atravesado por disputas de liderazgo comunitario. El segundo conflicto trae aparejadas transformaciones en las prácticas alimentarias, como un elemento clave al momento de analizar el uso de las tierras. Finalmente, el tercer conflicto se encuentra relacionado con la ordenación territorial de acuerdo con pautas establecidas por el Estado provincial.

De esta manera, podemos observar cómo las Nuevas Ruralidades entran en disputa. A continuación, presentamos de manera detallada los nudos problemáticos, producto de la continua recreación territorial de las formas de organización y articulación de la comunidad mocoví con otros.

Conflictos en Campo San José

Primer conflicto: usufructo de la tierra

Desde el año 2008, momento de la adjudicación de las tierras a la comunidad Com-Caia, el cacique de la comunidad, en cierta complicidad con un “blanco”, alquiló el campo para producir soja sin el conocimiento y consentimiento de la comunidad. Tampoco habilitó a la comunidad a que se asentase y habitara el predio, porque sostenía que le habían dado el campo a él y no a la comunidad, cuando en realidad es propiedad comunitaria.

Ante la situación, y luego de una serie de asambleas comunitarias, se destituyó al cacique en el año 20112. Después de varias negociaciones al interior de la comunidad, se desarmó el conflicto y poco a poco se fue habitando el espacio, hasta adquirir trazados en plano damero donde habitan 78 familias. También se organizó el espacio para las huertas, con una hectárea por familia para el cultivo de hortalizas y verduras. Por lo tanto, en una pequeña parcela del que antes fue territorio sojero hay ahora pequeñas huertas familiares.

Los miembros del asentamiento trabajaron con asesoramiento del INTA, de la Agencia de Extensión Rural de Monte Vera y Esperanza, de la Secretaria de Agricultura Familiar del Ministerio de Agroindustria de la Nación, del RENAF y del Ministerio de Producción del Gobierno de la Provincia de Santa Fe, que colaboraron con la comunidad en la extensión y diversificación de los cultivos. Además de las hortalizas que se producen, quieren incorporar agricultura extensiva, mediante el viejo sistema de producción que, en lugar de basarse en la maximización del rendimiento del suelo a corto plazo, busca un uso armónico con el entorno y sustentable en el tiempo.

Sin embargo, aún hay tierras que son arrendadas a “colonos”3 de la zona. En ese aspecto, la Ley N° 12086 es clara: “Las tierras adjudicadas no podrán ser vendidas ni dadas en garantía y no podrán ser usadas, explotadas o alquiladas por personas que no sean aborígenes”.

Desde una perspectiva antropológica, podemos identificar que las trayectorias de las comunidades Com-Caia implican en relación con la tierra cambios sustanciales en su cosmovisión y formas de vida. De acuerdo con nuestras entrevistas a los miembros de la comunidad, podemos observar dos formas del uso de la tierra, que implican lógicas y valores diferentes: una es propia del sistema neoliberal con la producción de la soja (sustancialmente) desde sectores privados y la otra se inserta en las formas de vida de los Pueblos Originarios. Dichas prácticas se contradicen en aspectos que se vinculan a cuestiones fundamentales de la forma de vida de las comunidades indígenas: propiedad privada-comunitaria, naturaleza-cultura e historia-identidad.

Segundo conflicto: la cuestión alimentaria

La comunidad, acompañada de los agentes estatales y de una Cooperativa de Trabajo de jóvenes profesionales de la ciudad de Santa Fe, ha logrado constituirse como un referente en la producción agroecológica. Dicha cooperativa, compuesta por profesionales jóvenes (en su mayoría arquitectos y arquitectas) tiene como objetivo la promoción del trabajo autogestivo y la construcción de hábitat a partir de la utilización de materiales ambientalmente sustentables. Además, tienen una presencia comprometida en términos políticos vinculados a los derechos indígenas.

De esta manera, y a partir de la cooperación al interior de las familias que se dedican a las huertas, se llevó a cabo la comercialización de bolsones de verduras. La creación de canales cortos de comercialización o circuitos de proximidad busca acercar la producción del campo a la ciudad (Azevedo Da Silva, 2009; Jurado, 2015 y Craviotti y Soleno Vilches, 2015), con un claro mensaje de diferenciación de las formas de producción frente al agronegocio. Mediante la organización de nodos de ventas a partir de una estructura organizativa encadenada por una serie de acuerdos entre distintos actores ubicados en el campo y la ciudad, se construye una red de solidaridades.

Estas formas de venta comenzaron a partir del año 2012 con interrupciones y desde el 2015 al 2017 tuvieron cierta regularidad en la venta cada 15 días o una vez por mes, atendiendo a la producción de hortalizas y verduras de estación. En esta instancia de comercialización4 la Cooperativa de Trabajo articula los lugares para la venta en la ciudad de Santa Fe y también actúa de mediador entre los compradores y la comunidad a través de las redes sociales, aunque en las últimas ventas esta forma se fue trasladando a los miembros de la comunidad que tienen acceso a la tecnología y manejan redes sociales.

Sin embargo, la producción no se consume en la comunidad. Puede pensarse este conflicto desde dos lugares: por un lado, si consideramos sus prácticas alimentarias tradicionales, son de caza, pesca y recolección; no son agricultores ni horticultores. Y, por otro lado, las prácticas alimentarias actuales están afectadas por factores socioeconómicos; de esta manera se consume lo que se puede comprar. Al respecto, Aguirre (2005) agrega que “lo que se puede comprar, es lo que gusta y se conoce”. Se genera así un gusto por la comida, que implica una determinada textura, densidad, cantidad, sabor, técnicas de cocción y/o comensalidad (Aguirre, 2005; Bourdieu, 2002).

Las familias que se dedican a la horticultura actualmente tuvieron la experiencia de haber trabajado en quintas como jornaleros en las décadas de los 70 y 80; es decir, aprendieron el oficio y las formas de comercialización de las hortalizas. Pero cultivarlas y comercializarlas no implica/significa que se las consuma.

En las familias de bajos recursos los platos son llenadores y son mayormente carbohidratos. Respecto a la alimentación, coincidimos con la antropóloga Patricia Aguirre, quien señala que “en las comidas `de olla´ su capacidad de rendir está en función de las características de `estirarse´ (…). Respecto de los alimentos, los pobres explican que `rinden´ cuando cumplen con tres características: deben ser baratos, deben llenar y deben gustar” (Aguirre, 2005, p. 167).

También hay que considerar los procesos de conquista, colonización, despojo de tierras y recursos naturales que abastecían (de forma espiritual y material) a los pueblos originarios históricamente, lo cual crea cierta nostalgia por aquellos hábitos que en la actualidad ya no se practican o por los alimentos que no se consumen más (porque no existen actualmente, escasean o no se cuenta con los elementos para prepararlos como lo hacían antes) (Coconier, 2012; Marschoff, 2007; Camargo y Escobar, 2015).

Por lo tanto, y a pesar de que pueden consumir algunos frutos recolectados (como tradicionalmente se hacía); que pueden acceder de forma casi gratuita al consumo de las hortalizas; y que tienen incorporado el discurso de la “alimentación saludable y agroecológica”, no les es familiar “culturalmente” alimentarse de las hortalizas.

En la comunidad mocoví de Campo San José, sus prácticas alimentarias dependen de una cuestión económica, de acuerdo a lo que pueden comprar, con lo que se acercan a prácticas alimentarias de los sectores populares. Por lo tanto, estamos ante un hiato entre la forma de producción y el consumo de la comunidad: por un lado, se transforma en un actor clave que vincula las formas de producción ancestrales con cierto reconocimiento en las ciudades vecinas donde se venden y consumen las verduras y hortalizas; por otro lado, la producción no se incorpora a la mesa diaria de los mocovíes porque no forma parte de su dieta alimentaria.

Tercer conflicto: ordenamiento territorial

A comienzos del año 2018, a partir del Programa Producción Sustentable de Alimentos del Periurbano del Ministerio de la Producción del Gobierno de Santa Fe, se ha comenzado a instaurar el concepto de Parque Agrario, que contempla no sólo el distrito de Recreo sino también Monte Vera, Arroyo Aguiar; Arroyo Leyes y San José del Rincón (localidades que componen el Gran Santa Fe). Dicho programa no sólo contempla la producción sin agrotóxicos sino también el ordenamiento territorial de todo el periurbano santafesino. Desde el Comité Interministerial de Ordenamiento Territorial (CIOT), conformado por los Ministerios provinciales de Desarrollo Social, Salud, Infraestructura, Medio Ambiente, Educación, Trabajo y la secretaría de Energía, se llevó a cabo una planificación territorial con el fin de “ordenar” las tierras adjudicadas a la comunidad, supuestamente con la participación de esta. El proyecto se funda en cuatro ejes temáticos: (i) ordenamiento productivo y sustentable; (ii) infraestructura social e intercultural; (iii) salud, educación e inclusión deportiva, y (iv) fortalecimiento institucional, inclusión y participación indígena.

Esta situación ha generado ciertos conflictos con los agentes estatales de escala nacional y la Cooperativa de Trabajo. De acuerdo con nuestro trabajo de campo, las organizaciones que acompañaban a la comunidad tuvieron que retirarse a partir de las negociaciones que se establecieron entre la comunidad y el gobierno provincial, por obturar -según las entrevistas realizadas- el espacio de diálogo que tiene por objetivo la intervención en Campo San José. Las disputas fueron en torno a la introducción de nuevos proyectos productivos, como por ejemplo un tambo, sin realizar una consulta previa a la comunidad y sin consultar a los agentes estatales del INTA que estaban trabajando en el lugar.

De esta forma, el desplazamiento de las organizaciones también se transformó en el detenimiento de lo construido con anterioridad a lo largo de los años de trabajo, específicamente la comercialización de la producción comentada en el apartado anterior. De acuerdo con nuestras entrevistas, a los horticultores les pidieron el permiso de la Agencia Santafesina de Seguridad y Alimentaria provincial para la circulación de la producción y además les exigieron facturas -como monotributistas- para la comercialización de las verduras, hortalizas y conservas.

Siguiendo a Naharro et al. (2009), podemos identificar una posición sustancialista por parte del Estado en cuanto a lo descripto en el párrafo anterior. Dicha posición se caracteriza por concebir los objetos como una realidad existente por si misma o dada en forma natural, sin ninguna mediación interpretativa del sujeto. En palabras de las autoras,

en determinados ámbitos de lo político donde el territorio es objeto de planificación, perviven aún esquemas basados en una concepción sustancialista del espacio y de la naturaleza, representadas como entidades físicas y recursos, ya sea para ser explotados o mercantilmente o para ser preservados de las contradicciones del mismo del desarrollo económico”(Naharro et al. 2009, p. 134).

Además, existe un blanqueamiento por parte del Estado provincial a la hora de comunicar la intervención: sólo aparecen en los medios locales5 los agentes estatales explicando las nuevas políticas de ordenamiento territorial sin la presencia de los miembros de la comunidad. Dicho blanqueamiento opera como reensamblaje de lo ocurrido por el Estado-nación argentino en el siglo XIX, cuando existe un borramiento de las identidades étnicas, que invisibiliza la alteridad al interior de sus fronteras (Segato, 2007).

Consideraciones finales

Como mencionamos al comenzar el artículo, las Nuevas Ruralidades engloban una serie de dinámicas territoriales que configuran las espacialidades tanto materiales como simbólicas que atraviesan los territorios rurales.

En nuestro caso, pudimos observar cómo las variantes de las NR adquieren cierta presencia en la construcción de un territorio indígena que se encuentra en pleno devenir. Si bien realizamos un recorte temporal, un decenio, el de (2008-2018), nos permitió delimitar y sistematizar las problemáticas recogidas en nuestro trabajo de campo.

Los reclamos y luchas de las comunidades indígenas se extienden por el continente americano. En la Argentina en particular presentan nuevas iniciativas y operan a escala subnacional, como en el caso de Santa Fe. Aquí, a partir de la Ley 12086, se restituyen tierras a la comunidad mocoví, caso único en la provincia, con título de propiedad comunitaria. Como ya indicamos, dicha adjudicación estuvo marcada por conflictividades al interior de los mocovíes, en las que prevalecieron intereses individuales o de un cierto grupo antes que los de la comunidad. Se operó con una visión vinculada antes al sistema productivo del agronegocio que a las necesidades de la comunidad, especulando con la tierra a fin de los intereses del sistema capitalista. Por lo tanto, la variante normativa de la NR aparece para crear una disputa de intereses que se soluciona parcialmente.

Retomando aspectos que vinculan valores, hábitos, memorias y practicas alimentarias, las maneras de producción en la horticultura no implican un vínculo directo con sus formas tradicionales de alimentación. Las prácticas responden a los modos de reproducción de los sectores empobrecidos y sus consumos están organizados y limitados por cuestiones económicas. Como hemos identificado, aparecen formas de vinculación externa, con una organización social y el Estado nacional, que promocionan las formas del agro solidario, fomentando la agricultura familiar y construyendo circuitos alternativos de producción y consumo. Sin embargo, como señalamos, la dieta no está compuesta por los alimentos que producen.

Por último, la cuestión normativa (en)vuelve a la comunidad, con intervenciones que sólo intentan ordenar el territorio con una mirada desde los escritorios de las oficinas del gobierno. Si bien se presenta como una mirada integral e integradora desde varios aspectos, la implementación es de carácter unidireccional, sin consenso con la comunidad. Ello deja al descubierto que la comunidad establece ciertas negociaciones con el Estado provincial por los recursos económicos de los que este dispone para su intervención, aceptando los condicionantes que establece, como la desvinculación de otras instituciones.

Si bien se pueden agregar otros conflictos, en este trabajo hicimos hincapié en las formas de territorialización, en términos materiales y simbólicos, y en las tramas, negociaciones y conflictividades que se generan tanto al interior como al exterior de la comunidad y en relación con otros. Así, también, intentamos superar los abordajes tradicionales sobre la comunidad mocoví con una propuesta teórica-metodológica interdisciplinaria desde la antropología y la geografía, considerando aspectos que integran un extenso y diverso abanico, tangibles e intangibles: luchas de reconocimientos históricos y políticos de las comunidades sobre sus dominios (tierras, montes, viviendas), formas de vida tradicionales, leyes estatales nacionales y provinciales, agentes privados que tercerizan tareas del gobierno. Desde esta posición, reflexionamos sobre la necesidad de contemplar y considerar sus prácticas culturales, saberes, valores, y su relación con la naturaleza; para visibilizar y dar voz autentica a los pueblos preexistentes a la creación del Estado nacional argentino a la hora de crear y generar políticas que les incumben.

Referencias

Aguirre, P. (2005). Estrategias de consumo: ¿Qué comen los argentinos que comen? Buenos Aires: Miño y Dávila.

Azevedo da Silva, C. (2009). La configuración de circuitos de proximidad en el sistema alimentario: tendencias evolutivas. Doc. Anal. Geogr., 54, 11-32.

Benzi, M. (2017). “Territorialidades mocovíes en Santa Fe”. II Encuentro de investigadores sobre políticas sociales, urbanas y ambientales en ciudades intermedias. La política social en la ciudad de Santa Fe, presente y pasado. Santa Fe, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad Nacional del Litoral.

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Notas

1 Por un lado, el caso fue abordado a partir de la producción de canales de comercialización campo-ciudad que establece la comunidad en articulación con movimientos sociales y organismos estatales a diferentes escalas. El trabajo de campo se realiza desde el año 2017 hasta la actualidad y se inscribe en el desarrollo de la tesis de la Maestría en Economía Social de la Universidad Nacional General Sarmiento. Por el otro, se presentan reflexiones sobre el trabajo de campo realizado con sistematicidad desde el 2013 (que continúa con algunas ausencias), el cual coincide con el cursado del Doctorado en Humanidades con mención en Geografía de la Universidad Nacional del Litoral, intentando comprender aspectos que hacían (o no) a las practicas alimentarias. El encuentro del autor y la autora en el trabajo de campo nos llevó a conocer y atravesar aspectos que no contemplamos en nuestros estudios individuales, aspectos que creemos identificar como conflictos, considerando las dinámicas espaciales y temporales que atraviesan y configuran las territorialidades mocovíes.
2 En el periódico Pausa (2011), se relata dicha situación: “Tierras mocovíes siguen en disputa”. Recuperado de http://www.pausa.com.ar/2011/12/tierras-mocovies-siguen-en-disputa/
3 Se denomina colonos, gringos o blancos a los que no son de la comunidad mocoví. Generalmente el colono, en la zona es el propietario de tierras, de máquinas para sembrar y cultivar y el que posee el capital como para costear tal empresa.
4 Los circuitos cortos de comercialización también son producto de la acción de políticas de promoción de la economía social y solidaria. En este trabajo, por cuestiones de extensión, no se desarrolla la temática, pero se recomienda la lectura de Cardozo (2020).
5 Dicho blanqueamiento se puede observar en el periódico local: “`Somos hermanos´: un proyecto integral para la comunidad Mocoví de Recreo”. Recuperado de: https://www.ellitoral.com/index.php/id_um/188483-somos-hermanos-un-proyecto-integral-para-la-comunidad-mocovi-de-recreo-con-aporte-de-ministerios-provinciales-politica.html

Recepción: 23 diciembre 2019

Aprobación: 13 marzo 2020

Publicación: 08 mayo 2020

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