Geograficando, 2014 10(1). ISSN 2346-898X
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Departamento de Geografía

RESEÑA/REVIEW

 

Castro-Gómez, Santiago. La poscolonialidad explicada a los niños. Editorial Universidad del Cauca. Instituto Pensar, Universidad Javeriana. Bogotá. Primera edición: noviembre de 2005, 114pp ISBN 958-9475-89-2

 

Silvia Valiente

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET); Universidad Nacional de la Patagonia Austral
Universidad Nacional de Córdoba
Argentina

 

Presentación de la obra

La poscolonialidad explicada a los niños no podría contener un título mejor para reflejar su valor didáctico. Pensado para un principiante en la lectura de temáticas relacionadas con la poscolonialidad, se trata de una obra que, a casi una década de su publicación, continúa actualizando y esclareciendo debates en torno a la poscolonialidad.

La idea expresada por su autor en el prólogo acerca de que los postulados latinoamericanos poscoloniales no han alcanzado amplia difusión en el continente, ni entre otros teóricos poscoloniales, y que el debate latinoamericano posee especificidad y no es, en palabras del autor, la sucursal latinoamericana de la llamada teoría poscolonial es también una premisa que mantiene vigencia a casi una década de esta publicación. Estas consideraciones motivan la presente reseña.

Estructura

Bajo dos bloques temáticos o ejes se organiza el corpus de esta obra, que se plantean como capítulos pero de hecho no lo son. Cada uno en sí mismo podría contener varios capítulos, por su densidad temática. Así, se estructuran con la finalidad de cubrir dos aspectos relacionados con la poscolonialidad: la poscolonialidad en su dimensión discursiva y la poscolonialidad en su dimensión ontológica.

  1. La poscolonialidad explicada a los niños

Este título se corresponde con el primer bloque temático de la obra. En él analiza varios aspectos relacionados con la poscolonialidad.

Primeramente, el autor analiza cómo la teoría marxista construyó el problema del colonialismo.

En este punto, explica cómo, en Marx y para las sociedades modernas europeas, las sociedades coloniales eran consideradas como sociedades no capitalistas, dependientes y colonizadas. Como señala Castro-Gómez, Marx no se ocupó de ellas porque en ellas no había emergido la burguesía. Por tal razón, Marx no se ocupó de estudiar el desarrollo del capitalismo en América Latina porque se trataba de sociedades semifeudales gobernadas por latifundistas que ejercían su poder despótico sobre las masas carentes de organización.

Esta situación fue diagnosticada de la siguiente manera por Hegel. Mientras que los Estados Unidos habían empezado a desarrollar una pujante industrialización e instituciones sociales republicanas, las repúblicas latinoamericanas no lo podían hacer porque continuaban aplastadas bajo el peso de una rigurosa jerarquía social

Seguidamente, el autor analiza la obra Orientalismo, de E. Said, y expone aspectos no considerados por Marx.

Hacia fines del siglo XX los teóricos de Medio Oriente empezaron a mostrar que el colonialismo no era solamente un fenómeno económico y político sino que poseía también una dimensión epistemológica vinculada al nacimiento de las ciencias humanas y sociales, tanto en el centro como en la periferia. Así, las ciencias comenzaron a crear imaginarios sobre el mundo social subalterno, lo que contribuyó a crear no sólo imaginarios sobre el otro, sino los paradigmas epistemológicos de estas ciencias.

Así, Said mostró en Orientalismo cómo, para la consolidación del dominio imperial del Europa se necesitaron dos elementos: el conocimiento y la subjetividad.

Todo esto constituye lo que Castro-Gómez denominó punto ciego para Marx. Bajo esta premisa, Oriente y Occidente son más que lugares geográficos. Desde esta lectura, son también formas de vida y pensamiento.

Luego, el autor expone el malestar causado por esta lectura poscolonial entre los teóricos marxistas contemporáneos.

La causa de ese malestar reside en la filiación teórica y metodológica de los autores poscoloniales con el post-estructuralismo francés. Quienes levantan esas críticas sostienen que los teóricos marxistas socavan la fe básica en la racionalidad del mundo.

Gran parte de las críticas se centran en cuestiones metodológicas. El abandono de la perspectiva marxista de la economía política y el desplazamiento en el interés hacia lo superestructural de la producción del discurso hacen pensar que pareciera que no existiría ninguna diferencia entre realidad y representación narrativa. Los acusan los marxistas a los poscoloniales de exceso de abstracción y de adolecer problemas teóricos y metodológicos.

Esto motivó fuertes críticas hacia los teóricos poscoloniales orientales, catalogados como una nueva clase de intelectuales inmigrantes que trabajan en universidades de élite de Estados Unidos. Estas críticas se replicaron en el contexto latinoamericano, y es grande el desconocimiento en la academia latinoamericana de los temas abordados por estas teorías y sus autores principales. En general, los críticos acusan a los poscoloniales de haber depredado los logros metodológicos de las disciplinas tradicionales.

Por último, el autor presenta algunos de los aportes de los teóricos latinoamericanos englobados en el programa Modernidad/Colonialidad.

Los animadores del debate poscolonial en Latinoamérica conforman una comunidad de hablantes sobre temas poscoloniales en la región; desde fines de la década del ochenta, y a lo largo de los noventa del pasado siglo, sucesivas reuniones y encuentros dieron lugar a una sistemática y vasta producción de textos.

Estos pensadores, nucleados en el programa Modernidad/Colonialidad (en 2007 se completará el programa como Modernidad/Colonialidad/Decolonialidad), comenzaron a debatir varias décadas atrás (década del sesenta). La obra de Dussel, “Filosofía de la Liberación” (1975), emergió como una de las primeras expresiones de la región que realiza una crítica al eurocentrismo. Otros aportes provienen de la pedagogía1. Como se puede anticipar, se trata de aportes realizados con dos décadas de antelación en relación a los poscoloniales orientales.

En el marco del programa citado, los poscoloniales latinoamericanos retoman y corrigen algunos de los argumentos centrales planteados por Said. En esta obra, Castro-Gómez se refiere a algunos de los principales aportes y autores del programa. Sólo a modo de mención, señalo a:

  1. El capítulo faltante del Imperio

El segundo bloque temático que estructura esta obra versa sobre la reorganización posmoderna de la colonialidad. En él, el eje de la discusión es que la colonialidad que sirvió para la reproducción del capital no ha muerto sino que se ha reorganizado bajo un formato posmoderno; de allí que se hable de poscolonialidad. Desde el punto de vista del autor, hay reglas y actores imperiales que siguen siendo los mismos que fueron pensados con el concepto de imperialismo.

De modo contrario, la tesis propuesta por Hardt y Negri de que el colonialismo llegó a su fin se apoya en la idea de que la soberanía del Estado nación ha declinado y cedido su lugar a la soberanía posmoderna del Imperio. De allí que la genealogía del Imperio propuesta por estos autores dificulta el entendimiento de los fenómenos típicamente modernos que persisten en él.

El concepto de Imperio elaborado por Hardt y Negri (1984) sólo muestra una cara de la globalización, su cara posmoderna, ignorando su lado más oscuro u otra cara, la poscolonialidad, como lo fue la colonialidad para la modernidad.

Hardt y Negri privilegian la visión eurocéntrica del Imperio. Para ellos, la poscolonialidad significa el fin de la colonialidad o su superación2. No piensan ni sugieren que la poscolonialidad es la cara oculta de la posmodernidad, porque el fin del Imperio supondría el fin del colonialismo, debido a que todos los dispositivos asociados al Estado moderno han dejado de ser necesarios para la reproducción del capital.

En cambio, para Mignolo la poscolonialidad es la reorganización de la colonialidad, planteo no visible en Hardt y Negri, porque en ellos el Imperio desconoce los dispositivos coloniales.

Por lo expuesto, Castro-Gómez llamó a este eje de su obra “El capítulo faltante del Imperio”. Vinculado a este planteo, las nuevas representaciones del desarrollo (desarrollo sostenible y afines) refuerzan en clave posmoderna las jerarquías moderno-coloniales en relación al conocimiento.

Apreciaciones finales

El valor didáctico de esta obra es admirable. La simplicidad con que el autor expone temas complejos, apoyado en un extenso repertorio de notas y bibliografía, logra en poco más de 90 páginas sintetizar temas de amplio tratamiento sin mezquinar su profundidad.

Para quienes se inician en la lectura poscolonial es una importante fuente de consulta para introducirse en la temática; para quienes ya cuentan con lecturas al respecto, actualiza debates y esclarece diferentes posiciones teórico-metodológicas y ubicaciones de los autores en el amplio espectro de la mal llamada “teoría poscolonial”, como si se tratase de una unidad.

Finalmente, considero que esta obra reposiciona a los teóricos latinoamericanos entre los teóricos poscoloniales, como una variante con trayectoria propia y especificidad.

 

Notas

1 Aunque Castro-Gómez no los cite, importantes aportes que reorganizan la visión del mundo desde Latinoamérica provienen de la pedagogía, con personalidades como Paulo Freire, Alejandro Rodó; de la metodología con el colombiano Orlando Fals Borda, por citar algunos.

2 Entendida con un significado temporal.

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