Geograficando, 2014 10(2). ISSN 2346-898X
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Departamento de Geografía

 

ARTÍCULOS/ARTICLES

 

Principales problemáticas y potencialidades de la región Nordeste

 

Cristina Valenzuela

CONICET-UNNE, Universidad Nacional del Nordeste.
Argentina
valenzueladepompert@gmail.com

Cita sugerida: Valenzuela, C. (2014). Principales problemáticas y potencialidades de la región Nordeste. Geograficando, 2014, 10 (2). Recuperado de: http://www.geograficando.fahce.unlp.edu.ar/article/view/Geov10n02a07

Resumen
El presente trabajo enfoca la región del Nordeste Argentino como un conjunto de provincias que presentan una realidad compleja, distinguidas por una serie de rasgos comunes que las unifican como región y permiten examinar sus principales problemáticas y potencialidades. El análisis selecciona y jerarquiza ciertos aspectos de la cuestión, de modo de brindar una perspectiva centrada en los aspectos estratégicos para el desarrollo regional.

Palabras clave: Rasgos distintivos; Nordeste argentino; Problemáticas y potencialidades.

Main problems and potential of the Northeastern region

Abstract
The present work focuses to the region of the Argentine North-east as a set of provinces that present a complex reality, distinguished a series of common features that unify them as region and allow to examine his principal problematic ones and potentials. The analysis selects and organizes into a hierarchy certain aspects of the question, of way of offering a perspective centred on the strategic aspects for the regional development.

Keywords: Distinctive features; Argentine North-east; Problems andpotential.


Algunas reflexiones sobre la ¿región? del Nordeste argentino

Las regiones constituyen espacios ad hoc definidos según el objetivo circunstancial del usuario; es decir, una clase de espacio delimitado sobre la base de criterios específicos derivados de la necesidad de acotar un ámbito de análisis o porción espacial de la realidad. Teóricamente, cada región se diferencia de las restantes por discontinuidades, que generalmente adoptan la forma de áreas de transición o indeterminación. El límite regional indicaría una periferia en la cual se desdibujan los rasgos que distinguen a la región. No obstante, en términos generales, las modalidades de expresión numérica (estadística) de la información se refieren a “porciones” particulares de territorio derivadas de su organización política, (provincias, estados, distritos, departamentos). En este caso, el nivel de resolución viene dado (y no se discute como tal); por tanto, el criterio de delimitación generalmente se apoya de manera casi automática en el grado de desagregación de los datos, y la región pasa a ser asimilada con toda naturalidad a algún límite administrativo. Así, por ejemplo, tanto las economías regionales como el área pampeana son analizadas cuantitativamente mediante la agregación de las provincias1 en conjuntos.

¿Qué distingue el Nordeste del resto de las regiones argentinas? Distinguir el Nordeste en su dimensión regional sólo es posible apelando a -y tal vez forzando- una agregación y diferenciación espacial resultantes de su posición en el conjunto nacional y de su contraposición a la región Pampeana, rasgo que comparte con el Noroeste.

Las características comunes del NEA y NOA, en tanto economías regionales extra-pampeanas, han llevado a la consideración de ambas regiones como el “Norte Grande”2. Considerar el Nordeste separadamente se torna una cuestión de escala y de categorías y objetivos de análisis. La regionalidad exige la elección de criterios de diferenciación del espacio analizado. En este sentido, es preciso buscar “rasgos distintivos” hacia los cuales dirigir una atención preferencial que permita ensayar una distinción apoyada en singularidades que operen como atributos “aglutinantes”, lo cual implica un necesario grado de generalización que integre a cuatro provincias distintas con realidades complejas. Comparten el hecho de constituir espacios muy diferentes de la región pampeana, por lo cual esa generalización implica bastante más que una posición geográfica en relación con el centro del país.

La región Nordeste de Argentina (NEA) está conformada por las provincias de Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa, y limita con los países de Uruguay, Paraguay y Brasil. Posee una superficie de 290.000 kilómetros cuadrados y concentra casi 3,7 millones de habitantes, lo que representa aproximadamente el 10% de la población total del país. Nos referimos a una región que contiene al 10% de la población del país3, con altos porcentajes de población joven, bastante por encima del promedio nacional (considerando las cifras censales de 2010 del INDEC) y estructuras productivas diferenciadas que comparten un patrón de especialización original en la Argentina. El Nordeste contiene un conjunto de espacios ocupados y puestos en valor por familias de colonos que tomaron la tierra y se dedicaron a producir alimentos y cultivos industriales. Si bien tradicionalmente se lo identifica por sus producciones específicas de yerba mate, té, algodón, maderas, hablamos de un espacio que tiene como denominadores comunes la condición de periferia complementaria, la potencialidad de recursos y opciones productivas por afianzar y las posibilidades y los desafíos que esto supone. Es un conjunto de espacios que han crecido productivamente, a los que les falta desarrollarse con la misma intensidad.

Figura 1. El Nordeste en el Mercosur

Fuente: Elaboración propia sobre la base del mapa de Sudamérica del Instituto Geográfico Nacional, República Argentina.

Durante el siglo XIX y las primeras décadas del XX, la voz “Nordeste” no pasaba de ser una simple referencia a un punto cardinal, a un área indefinida que tal vez justificaba alguna individualidad, más que nada por oposición a la región del Noroeste que por sus propias condiciones de cohesión interna (Enrique Bruniard, 1987 y 1990). El Nordeste, como territorio constituido por las provincias de Corrientes, Chaco, Misiones y Formosa, comienza a cobrar entidad recién en la década del ´50, cuando se provincializan estas tres últimas jurisdicciones4.

La noción territorial del Nordeste surge cuando, por Decreto Nº 1907 del año 1967, se establece la “región del Nordeste Argentino” (NEA5) en el marco de la ley 16.964 del año anterior, que disponía la creación del Sistema nacional de Planeamiento y Acción para el Desarrollo con la finalidad de “planificar el desarrollo integral y armónico del país” (Bruniard, 1990:15). Desde entonces es entendido básicamente como un conjunto de provincias contiguas y constituye una realidad compleja. Como señala Alejandro Schweitzer (2004:42-43): “No existe un único NEA histórico(...)Las actividades económicas que se desarrollan en estos espacios tienen como única denominación común la de ser economías regionales pero no existe un NEA económico(...) No existe un NEA político, las capitales de las cuatro provincias que formalmente lo integran son polos de irradiación de políticas de otros tantos estados de una federación, sin más instancias de coordinación regional que las referidas eventualmente a la necesidad de hacer frente a decisiones tomadas desde afuera, desde Buenos Aires, capital nacional a la que le cedieron parte de sus soberanías, tal vez hace demasiado tiempo, pero haciéndolo cada uno desde su propia visión provincial”6.

Figura 2. División Administrativa del Nordeste Argentino

Fuente: Elaboración propia sobre la base del mapa de Argentina del Instituto Geográfico Nacional, República Argentina.

El Nordeste concentraba en 2010 sólo un 10% de la población del país. Su volumen demográfico creció moderadamente entre 1960 y 2010, duplicándose en ese lapso. La población se concentra en las capitales provinciales, localizadas alrededor de los ejes fluviales del río Paraná (Resistencia, Corrientes y Posadas) y del río Paraguay (Formosa).

Tabla 1. Población de las provincias del Nordeste Argentino de acuerdo con los Censos Nacionales

 Población total

1947

1960

1980

1991

2001

2010

Chaco

430.555

543.331

701.392

795.594

984446

1055259

Corrientes

525.463

533.201

661.454

839.677

930991

992595

Formosa

113.790

178.526

295.887

398.413

486559

530162

Misiones

246.396

361.440

588.977

788.915

965522

1101593

NEA

1.316.204

1.616.498

2.247.710

2.822.599

3.361.892

3.679.609

PAIS

15.894.000

20.011.000

27.949.480

32.615.528

36.223.947

40.117.096

 

1947

1960

1980

1991

2001

2010

Chaco

32,7

33,6

31,2

28,2

29,3

28,7

Corrientes

39,9

33

29,4

29,7

27,7

27

Formosa

8,6

11

13,2

14,1

14,5

14,4

Misiones

18,7

22,4

26,2

27,9

28,7

29,9

NEA

100

100

100

100

100,2

100

Fuente: INDEC. Censos Nacionales de Población, 1947, 1960, 1980, 1991, 2001 y 2010.

Figura 3. Evolución de la población de las provincias del Nordeste argentino

Fuente: Elaboración propia sobre la base de los Censos Nacionales de Población, 1947,1960, 1980, 1991, 2001 y 2010.

Para el año 2001, de los casi 4 millones de habitantes rurales del país, 800 mil (un 23,7%) residían en el Nordeste. En 2010, la cifra había descendido a 3,5 millones de habitantes rurales en el país y 723.440 en el Nordeste. En el marco de la tendencia decreciente a ambas escalas, el Nordeste nucleaba al 20% de la población rural argentina. El período 1991-2010 registró la disminución de más de ciento sesenta y cinco mil habitantes rurales7 y un aumento considerable de la población rural agrupada en relación con la dispersa.

Tabla 2. Evolución de la población rural dispersa y agrupada en las provincias del Nordeste: 1991-2010

Provincia

Población rural

1991

2001

2010

Total rural

Dispersa

Agrupada

Total rural

Dispersa

Agrupada

Total rural

Dispersa

Agrupada

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Total del país

4.179.418

72,9

27,1

3.828.180

68,0

32,0

3.599.764

63,7

36,3

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Chaco

263.764

88,1

11,9

199.751

82,2

17,8

162.571

79,1

20,9

Corrientes

205.741

84,7

15,3

191.951

83,7

16,3

170.371

79,0

21,0

Formosa

128.352

85,5

14,5

108.377

84,6

15,4

101.459

76,3

23,7

Misiones

295.498

85,0

15,0

285.474

85,0

15,0

289.039

81,2

18,8

 TOTAL NORDESTE

893.355

 

 

785.553

 

 

723.440

 

 

Fuente: INDEC. Censos Nacionales de Población 1991, 2001 y 2010.

En el Nordeste, entre 1988 y 2002 desaparecieron más de 10.000 explotaciones mientras que la superficie agropecuaria se expandió en más de 700.000 hectáreas; la unidad agropecuaria promedio aumentó de 246 a 301 hectáreas. El predominio regional de agricultores familiares con pequeñas explotaciones de tipo familiar y situaciones irregulares de tenencia de la tierra significó una mayor vulnerabilidad potencial ante factores como los derivados del endurecimiento del contexto competitivo bajo el libre accionar de las fuerzas del mercado y de las redes globales de producción y comercialización.

Las evidencias de desarticulación de las economías locales a partir de la desaparición de eslabonamientos productivos preexistentes, del desplazamiento de cooperativas y pequeñas y medianas empresas productivas y comerciales, y los crecientes niveles de informalidad e inestabilidad trataron de ser compensadas por las administraciones públicas locales por medio del incremento de los subsidios y las contrataciones temporales. Así, se acentuó un perfil asistencialista y si bien se aliviaron situaciones extremas de pobreza, también se potenció el poder discrecional de esas administraciones. Las razones de esta problemática las exponemos brevemente a continuación.

La problemática regional

Analizar la problemática regional podría llevarnos cientos de páginas, por lo que preferimos jerarquizar algunas cuestiones cruciales. En este sentido, uno de los factores estructurales que condicionó el desenvolvimiento económico y el rol productivo regional fue la estructura agraria y la especialización productiva en el contexto nacional.

Si observamos el proceso de ocupación del espacio y de organización económica del conjunto regional a lo largo del siglo XX, haciendo la salvedad de que para inicios de ese siglo la tierra en la provincia de Corrientes ya estaba otorgada en su totalidad, el Nordeste fue el escenario del reparto de la tierra pública en grandes propiedades y de la colonización -tanto privada como estatal- que penetró en los espacios centrales de las provincias de Chaco, Formosa y Misiones apoyada en el proyecto de cultivar la propia tierra para el sustento familiar.

La organización económica del conjunto regional en el siglo XX funcionó en una dinámica dependiente del consumo local y de la intervención reguladora del Estado. La limitada flexibilidad de las orientaciones productivas regionales, destinadas a completar la canasta agropecuaria nacional, sumada al predominio de formas tradicionales y fuertemente ligadas a la disponibilidad de tierra, donde la desigual distribución de este recurso generó una mayoría de pequeños agricultores, especializados en cultivos exclusivos vinculados al mercado interno con suerte desigual pero desvinculados entre sí, generaron una mayor vulnerabilidad potencial a los cambios en la demanda interna8, a las oscilaciones de precios y a las coyunturas meteorológicas desfavorables.

En cuanto al tamaño de los predios, la ocupación del espacio regional desde principios del siglo XX se realizó sobre la base de las explotaciones familiares, de unas 20 hectáreas promedio, (15 en Formosa, 20 en Misiones, 10 a 30 en Chaco, 10 a 15 en Corrientes), que constituyeron la característica de la colonización agrícola en “lo que quedaba” del remate de la tierra pública a principios de siglo (con excepción de Corrientes, donde todo había sido repartido un siglo atrás). En un medio natural difícil, la gran mayoría de los colonos tomó el pedazo de tierra que podía trabajar y en ese proceso quedó establecido el perfil del sector agrícola regional, por la combinación de la escasez de tierra y la reducida capacidad económica de los ocupantes agrícolas, la cual limitó el área de instalación a la potencialidad del trabajo familiar (Valenzuela, 2006: 103). Esta realidad se advierte como constante en la región: en 2012, la mediana estadística en hectáreas, según el RENAF (2012: 26), era de 10 hectáreas, de las cuales se trabajaban 5,6 hectáreas según la misma medida estadística.

De acuerdo con la información proporcionada por el RENAF (2012) para la región, sobre un total nacional de 65.487 Núcleos de Agricultores Familiares (NAF), definidos como “la persona o grupo de personas, parientes o no, que habitan bajo un mismo techo en un régimen de tipo familiar; es decir, comparten sus gastos en alimentación u otros esenciales para vivir y que aportan o no fuerza de trabajo para el desarrollo de alguna actividad del ámbito rural. Para el caso de poblaciones indígenas el concepto equivale al de comunidad”, que implicaban 241.780 integrantes, el Nordeste contenía 19.894 núcleos que significaban 74.827 personas; es decir, el 30% de los NAF del país, con el 31% de la población de los mismos.

Comparando las edades del total de integrantes de los NAF, el Nordeste es la región que registra el mayor porcentaje de población menor de 24 años que integra estos núcleos, ya que un 40% de su población pertenece a esa franja etaria, seguido por el Noroeste, con el 38,2% en relación con un total país del 36,6%.

El Estado (a escala nacional y provincial) ha sustentado al sector mediante subsidios de distinta índole, lo cual se observa, por ejemplo, considerando que el 77% de los NAF tiene ingresos extraprediales (RENAF, 2012: 55) y observando la importancia que reviste el ingreso anual por transferencias públicas (Pensiones, jubilaciones, planes de asistencia de empleo, seguro de desempleo, asignación universal por hijo, u otros.), que en la región Nordeste alcanza al 80,7% respecto del ingreso total anual extrapredial.

La articulación de una distribución fundiaria desequilibrada con predominio de tamaños extremos, con la especialización en productos agrarios muy específicos y secundarios suscitó la acción inercial de una cierta rigidez estructural que determinó una tónica general de escaso dinamismo económico, una subutilización del potencial agrícola y una escasa complementación agro-industrial de la producción regional. Aun así, su rol en el contexto agropecuario funcionó mientras atendió a las tendencias expansivas del mercado interno. La retracción de estas últimas significó la sucesión de crisis productivas y la desmejora de la calidad de vida de la población, y puso en evidencia tanto distintos niveles de debilidad e inestabilidad como diversas posibilidades de reacción a escala intrarregional.

A comienzos de la década del ´80, la situación agropecuaria del Nordeste era común a la descripta para el resto de las economías regionales: producciones de base agraria, con un predominio de explotaciones minifundistas, una especialización productiva (monoproducción) generalmente intensiva en el uso de mano de obra y dependiente de la evolución del mercado interno y, en el caso de los cultivos perennes como la yerba mate y el té, de la intervención sistemática del Estado a fin de atenuar el impacto de las recurrentes crisis de sobreproducción (Carballo González, 2001: 5).

En los ´90, la apertura externa, la acelerada inserción de la economía nacional en el flujo comercial y financiero internacional, y la ausencia de regulación estatal transformaron la dinámica de acumulación de los agentes económicos involucrados en los diferentes procesos productivos. Ello implicó que, en muchos casos, el sector externo se convirtiese en el principal destino de la producción y, en los casos en que la demanda interna siguió siendo el objetivo, el proceso de fijación de los precios de comercialización de todos los bienes quedó determinado por la cotización de los mercados internacionales. El Estado dejó de intervenir en el establecimiento de precios mínimos o en su determinación indirecta, además de abstenerse de precisar pautas de comercialización (Rofman, 1999: 112).

La situación agropecuaria del Nordeste argentino en 1997 (año en que las producciones agrícolas registran niveles récords) era definida como de “reconversión global de su perfil productivo, mediante ciertos procesos como la tendencia a la concentración de la tierra en mayores unidades productivas por compra entre productores vecinos, cambio de firmas por venta de estancias, arrendamiento de campos grandes para agricultura” (Estefanell, G. et al. 1997: 84). A nivel de agricultores medios (productores familiares de norte de Santa Fe y Chaco, fruticultores y arroceros de Corrientes, yerbateros/forestadores de Misiones), el movimiento de reorganización productiva fue profundo, ya que “este sector es cualitativamente el más afectado, tanto en su patrimonio como en su paradigma productivo, aun cuando cuantitativamente no exista gran número de agricultores que hayan abandonado la producción” (Estefanell, G. et al. 1997: 84). Ese abandono ocurrió pocos años después, en el contexto de crisis y caída de los precios internacionales de los principales productos regionales a principios del 2000 y de la ampliación de la frontera productiva pampeana con la expansión sostenida de la soja transgénica. Este cultivo alcanzó rápidamente la franja occidental del Nordeste por medio del desmonte y arrendamiento temporal de vastas áreas semiáridas que, beneficiadas por un coyuntural “ciclo húmedo”, posibilitaron la implementación del nuevo paquete tecnológico, caracterizado por su alta dependencia de insumos y su escaso requerimiento de trabajadores rurales.

Las consecuencias de la nueva jerarquía de territorialidades resultante de los procesos que tuvieron lugar en ciertas áreas del Nordeste en los últimos veinte años dieron lugar a procesos que implicaron la concentración de la tierra en mayores unidades productivas, el arrendamiento de campos agrupados (explotaciones linderas) para agricultura especulativa, el descenso de la demanda de mano de obra agrícola y de los puestos de trabajo en la agroindustria, la disminución del número de explotaciones y de la cantidad de productores y el creciente despoblamiento de las áreas rurales.

Las sucesivas crisis productivas ya mencionadas dieron lugar a un marcado sobredimensionamiento del sector servicios en la estructura económica regional9.

En relación con los indicadores fiscales y considerando la procedencia de los ingresos públicos en las 4 jurisdicciones que integran el Nordeste, la situación de dependencia de los aportes nacionales representaba más del 80% del total los ingresos recibidos en 2010. Esta generalización admite algunos matices, ya que en el caso de Misiones, el 19% de los ingresos eran generados en esa provincia y el 81% provenientes de la Nación. En el otro extremo, Formosa registraba un 94% de los ingresos fiscales provenientes de aportes nacionales.

Esto indica que si bien la estructura productiva ha registrado un cierto impulso, con un creciente dinamismo de la producción primaria, la instalación de parques industriales y el inicio de proyectos energéticos y de infraestructura que permiten augurar un importante crecimiento económico a mediano plazo, la dependencia estructural de las economías provinciales todavía es considerable.

El problema crucial que el Nordeste ha compartido en las últimas cuatro décadas con gran parte de las provincias argentinas es la limitada capacidad de crear condiciones para gestar un proceso económico dinámico que permita ampliar la oferta de bienes y servicios, mejorar la productividad, generar nuevos puestos de trabajo, incorporar nuevas tecnologías, insertarse en nuevos mercados, ampliar la oferta de bienes y servicios y dinamizar el tejido empresarial. Esto último obedece al hecho de que la actividad productiva y empresarial no es visualizada como una opción atrayente para los jóvenes que prefieren las opciones de empleo público asalariado (en las administraciones públicas provinciales o municipales) porque ofrecen una alternativa más atrayente en la medida en que significan mayor estabilidad y beneficios provisionales y cobertura de salud.

A una escala más general, la intervención del Estado como subsidiario de sistemas productivos altamente heterogéneos para “salvar” coyunturas desfavorables, ha desalentado la búsqueda de mejoras de productividad por parte de los actores menos competitivos de los complejos productivos y generalizado el recurso del reclamo de apoyo financiero nacional a la producción tradicional de las provincias.

Las potencialidades regionales
La estructura productiva regional actual. Los principales complejos productivos

Observando la evolución del PGB10 de las cuatro provincias, más del 50% corresponde al sector terciario. Según un estudio del Ministerio de Planificación de 201311, la economía regional se sostiene en buena medida por la prestación de servicios. El rubro de administración pública, enseñanza, salud y servicios personales contribuye con un 26% del producto bruto geográfico, seguido por la intermediación financiera y los servicios inmobiliarios y empresariales (17%) y la actividad comercial, de restaurantes y hoteles (12%). La industria manufacturera (12%) y la producción agropecuaria y forestal (11%) le siguen por su relevancia, aunque en algunas provincias constituyen la actividad con mayor peso detrás de la administración pública, como en Misiones (16%) y Formosa (13%). En Chaco y en Corrientes, la intermediación financiera aporta un 22% y un 20% del producto respectivamente: es el segundo sector en importancia. En estas provincias, por último, el aporte del sector agropecuario representa el 10% y el 11% respectivamente, del total. Los principales complejos productivos regionales son el oleaginoso, algodonero, yerbatero, tealero, frutícola (cítricos), forestal y el ganadero (bovino y ovino).

En 2011 la provincia de Misiones concentró el 40,8% de las exportaciones del NEA, seguida por Chaco (40,3%), Corrientes (15,9%) y Formosa (3,06%). A nivel sectorial, los cinco principales complejos exportadores aportaron, en conjunto, el 86% de las ventas externas regionales, variando su participación relativa respecto del período anterior. Los principales productos exportados corresponden a soja, fibra de algodón, tanino, pasta celulósica, té negro, tabaco burley, yerba mate y arroz.

Entre los principales mercados de destino de las exportaciones regionales en 2011, se destacan el MERCOSUR, con el 24% de los envíos (de los cuales rl 20% correspondió sólo a Brasil), China (17%), la Unión Europea (14%), Estados Unidos (10%) y Chile (5%).

Complejo algodonero

Figura 4. Localización de la superficie sembrada con algodón y de las plantas desmotadoras

Fuente: Tomado de DIAS‐DIAR (Direcciones de Información y Análisis Sectorial y Regional) Subsecretaría de Programación Económica. Secretaría de Política Económica MECON. Sobre la base de MAGyP y J.J. Hinrichsen. S.A., Anuario 2011. Disponible en: http://www.mecon.gov.ar/peconomica/basehome/sectorial.htm

La agricultura familiar se presenta como una de las opciones productivas para la región.

Tabla 3. Integrantes de los NAF

 

Productor titular

Productora Titular

Otros integrantes del NAF no productores

Otros integrantes del NAF productores

TOTAL

PAMPEANA

9.777

8.254

18.631

5.749

42.411

NOA

14.801

14.026

37.825

15.584

82.236

NEA

16.907

16.200

33.538

8.182

74.827

CUYO

6.631

5.421

12.518

6.098

30.668

PATAGONIA

2.992

2.371

4.062

2.213

11.638

TOTAL

51.108

46.272

106.574

37.826

241.780

Fuente: Caracterización Estadística RENAF por Región. Pág 3. http://www.renaf.minagri.gob.ar/principal.php?nvx_ver=27&m=30.


Comparando las edades del total de integrantes de los NAF, el Nordeste es la región que registra el mayor porcentaje de población menor de 24 años que integra estos núcleos, ya que un 40% de su población pertenece a esa franja etaria, seguido por el Noroeste con el 38,2%, en relación con un total país del 36,6%.

El predominio de agricultores familiares y producciones alternativas (agroecológicas, con agregado de valor en origen) puede transformar la región, en la que se han incrementado notablemente los mecanismos asociativos que promueven la comercialización (ferias francas, mercados concentradores, cooperativas de comercialización, etc.).

La región, tradicionalmente caracterizada por su especialización productiva agropecuaria, ha asistido en los últimos años a la instalación de industrias asociadas a sus producciones, como establecimientos textiles, de pasta de celulosa, de fabricación de conservas, muebles y otros productos vinculados. Ello posibilitó el desarrollo de parques industriales, situados en las principales ciudades de Chaco (dos en los municipios lindantes a Resistencia -Fontana y Puerto Tirol-, uno en Sáenz Peña y otro en Villa Angela), un parque industrial en Formosa y tres en Misiones (Posadas, El Dorado y Puerto Rico).

Estas tendencias tornan imprescindible la ampliación y el mejoramiento de la infraestructura vial que constituye un factor de enorme trascendencia para disminuir los costos de logística. Merece particular atención la continuidad de la estrategia de mantenimiento de la transitabilidad de la red terciaria de caminos, en especial de aquellos tramos que sirven de nexo entre las zonas de producción y los centros de comercialización. Y la atención a la conectividad de zonas aisladas con mayores complicaciones relacionadas con el transporte, fundamentalmente en el oeste de la región.

Red vial regional

Tabla 4. Longitud y tipología de la red vial regional en kilómetros

Provincias

Red pavimentada

Red mejorada

Caminos de Tierra

Total

Provincial

Nacional

Provincial

Nacio

nal

Provincial

Nacional

Provincial

Nacional

Corrientes

776

1.754

233

0

2.935

0

6.041

1.754

Chaco

654

987

311

0

5.196

0

6.161

987

Formosa

372

1.146

182

0

222

163

2.774

1.309

Misiones

1.231

744

0

0

1.696

78

2.927

822

Nordeste

3.033

4.631

726

0

10.049

241

17.903

4.872

Argentina

44.097

36.238

39.679

2.764

114.261

1.043

198.037

40.045

Fuente: Elaboración propia sobre la base de http://www.cvf.gov.ar/red_vial_provincial.php y http://www.cvf.gov.ar/red_vial_nacional.php

El Nordeste se configura como una de las regiones que presenta mayores necesidades de inversión en infraestructura y equipamiento ya que, a pesar de la gran cantidad de obras realizadas en los últimos años, todavía se presentan como imprescindibles nuevas inversiones en materia energética, que permitirán modificar su perfil. Es el caso del gasoducto NEA-NOA que implicará un cambio sustancial en la calidad de vida y un salto cualitativo respecto del potencial productivo de la región, en tanto creará las condiciones para una mayor industrialización. El gasoducto comprende la construcción de 4.144 kilómetros de caño en un plazo de tres años de obra, y abastecerá la demanda de gas natural de 163 localidades con 378 mil usuarios potenciales de las provincias de Formosa, Chaco y Santiago del Estero. En su primera etapa permitirá dinamizar la economía regional y se convertirá en un factor decisivo en el fomento de la radicación de inversiones.

Otras acciones imprescindibles, en etapa de planificación o inicio de su ejecución, son la rehabilitación del FF.CC. Belgrano en los tramos Barranqueras y Metán, y la construcción del segundo puente Resistencia-Corrientes. En relación con el transporte fluvial, el dragado en las hidrovías Paraná y Paraguay, y la rehabilitación del Puerto de Formosa, las mejoras en el puerto de Barranqueras y en los puertos correntinos de Esquina, Empedrado, Bella Vista, Ituzaingó, ItaIbaté y Goya.

Para completar las redes de infraestructura proyectadas para esta franja del país, se encuentra la realización de los acueductos en Chaco, Formosa y Santiago del Estero -en vinculación con el del norte de Santa Fe-, que permitirán la ampliación de las áreas productivas y el mejoramiento del abastecimiento de agua para el consumo humano.

Otro modo de proyectar las potencialidades regionales es valorizando el posicionamiento estratégico del Nordeste en el esquema de corredores continentales: el eje MERCOSUR-Chile, el eje de Capricornio, la hidrovía Paraná-Paraguay y el corredor Ferroviario bioceánico Paranaguá-Antofagasta.

La región ha fortalecido en los últimos años su potencial turístico ofreciendo además de los sitios tradicionales (Cataratas del Iguazú), oportunidades de turismo aventura en el Impenetrable Chaqueño o en los Esteros del Iberá.

Consideraciones finales

La consolidación del rol de región agrícola, forestal, ganadera, hidrocarburífera, industrial y turística es una realidad posible a corto plazo. Las sucesivas aproximaciones desarrolladas sobre esta temática (Valenzuela, 2006a, 2006b, 2007, 2011, 2014) nos han permitido profundizar en el enfoque de las potencialidades, de las oportunidades regionales y afirmar que el Nordeste es una región de posibilidades.

El deseable desarrollo plantea el desafío de diseñar políticas que respeten la idiosincrasia regional, en cuanto expresión de sistemas económico-ecológicos, con potencial humano, capital social e institucional variables. La atención ya no se centra en las políticas sectoriales, (de escaso impacto sobre la sustentabilidad económica y social en el mediano y largo plazo) sino en la región, con sus particulares problemas y potencialidades (recursos naturales, actividades productivas, estructura económica, dinámicas demográficas, procesos institucionales, capital social, etc.), ya que justamente la complejidad de esa dinámica pone en evidencia la debilidad de las estrategias unifactoriales.

La aplicación de las políticas públicas desde una perspectiva regional supone un nivel intermedio entre lo local y lo nacional, en el que generalmente no existen estructuras institucionales bien definidas. Considerando las limitadas capacidades de respuesta de la dimensión local -regional-, y partiendo de la idea de que en un mundo globalizado esa “reacción” no puede ser un proceso local a cargo únicamente de actores locales, corresponde primordialmente a las instancias nacionales de gobierno la implementación de una política de desarrollo. La construcción de arreglos institucionales intermedios (agencias de promoción del desarrollo y la planificación regional, por ejemplo) es uno de los desafíos planteados.

La viabilidad de nuevas opciones y perspectivas de desarrollo productivo debe sustentarse en la consideración de que se trata de una región compleja, con una riqueza de oportunidades única en el país porque combina una situación inmejorable en el contexto del Mercosur, opciones de producciones originales, pero que reflejan la probabilidad de un aprovechamiento inteligente de factores no repetibles, y potencialidades capitalizables en un espacio que espera se concrete este desafío.

Notas

1 Las provincias son las jurisdicciones políticas mayores, dentro del ordenamiento federal del Estado argentino, y están conformadas, a su vez, por departamentos, que son jurisdicciones políticas menores, de carácter municipal.

2 La Región denominada Norte Grande se creó en base a la unión de dos grupos regionales tradicionales: el Nordeste (Corrientes, Chaco, Formosa y Misiones) y el Noroeste (Jujuy, Salta, Catamarca, Tucumán y Santiago del Estero). “El instrumento jurídico que reflejó la voluntad política de conformar una región es el Tratado Parcial Interprovincial de creación del Norte Grande Argentino (NOA-NEA) suscripto el 9 de abril de 1999 en la ciudad de Salta. Sin embargo el proceso de conformación de la región cuenta con antecedentes que se remontan al año 1987 cuando se firmó un tratado de integración que antecede a la reforma de la Constitución Nacional de 1994 que incorpora la facultad de las provincias argentinas a conformar regiones para facilitar su desarrollo económico y social. (Art 124)”. (Zubelzú, Iglesias y Gasol Varela, 2005: 35). Para más detalle de la cronología del proceso de regionalización ver: http://www.regionnortegrande.com.ar/?institucional=1.

Cabe señalar también, que el Consejo Federal de Inversiones a través de convenios, ha sido el precursor de una forma dinámica de integración interprovincial. Así, en el Tratado del Norte Grande, firmado en 1986 entre las provincias de Catamarca, Corrientes, Chaco, Formosa, Jujuy, Misiones, Salta, Santiago del Estero y Tucumán, se prevé concertar la compatibilización de regímenes de contratación de los Estados Provinciales, el estudio de obras de impacto regional, circuitos turísticos integrados, planes de industrialización, mejoramiento de vías de comunicación terrestres y aéreas, y sistemas integrados de información. Disponible en Internet en: http://www.cfired.org.ar/esp2/cfi/quehacer/et_31.htm

3 Junto con la Región del NOA, se asientan en el NEA una importante cantidad de población de pueblos originarios. De acuerdo con estos datos oficiales del INDEC, en la actualidad las etnias con mayor representación poblacional en la Región NEA son la wichí y la toba, las cuales conforman el 20% del total nacional.

4 Por ley 14037 del 20 de julio de 1951 se provincializó el Territorio Nacional del Chaco. Le siguieron Misiones por ley 14.294 del 10 de diciembre de 1953 y Formosa, por ley 14.408 del 28 de junio de 1955.

5 El NEA incluía las cuatro provincias y los tres departamentos del Norte de Santa Fe (Gral. Obligado, Nueve de Julio y Vera).

6 Schweitzer (2004:43) afirma: “...En síntesis, no existe una identidad NEA Las identidades en los territorios las construyen las sociedades que los habitan...En el NEA esta construcción está en deuda”.

7 Argentina. Instituto Nacional de Estadística y Censos. Comparación de Censos Nacionales de Población 1991, 2001 y 2010.

8 La articulación de la distribución fundiaria desequilibrada con la especialización en productos agrarios muy específicos y secundarios funcionó mientras atendió a las tendencias expansivas del mercado interno.

9 Respecto de los factores de orden productivo.

10 En millones de pesos de 1993, según datos elaborados por las Direcciones de Información y Análisis Sectorial y Regional de la Subsecretaría de Programación Económica. Secretaría de Política Económica Ministerio de Economía y Finanzas de la República Argentina.

11 Los territorios del Futuro. Escenarios Prospectivos del Territorio Argentino y sus regiones hacia el año 2026. Ministerio de Planificación Federal, inversión pública y servicios. Subsecretaria de planificación territorial de la inversión pública. Programa de Fortalecimiento Institucional. Documento Final. Abril de 2013. Coordinador General: Dr. Marcelo SILI. 149 págs. Disponible en: http://www.planificacion.gob.ar/contenidos/2781

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Recepción: 11 de junio de 2014
Aceptación:
1 de agosto de 2014
Publicado: 10 de diciembre de 2014

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